TEMPORADA 1949/50: TOLEDO 3 – ORIHUELA 1


El Toledo se apunta una merecida victoria frente al Orihuela (3-1)

Sanz, Sauer y Florencio marcaron los tantos del equipo local

Crónica realizada por Antonio de Ancos, publicada en el diario “El Alcázar” el 19 de diciembre de 1949


Se jugaba en Palomarejos un partido, como tantos otros, entre dos equipos bien clasificados, el primero el uno y el quinto el otro, en un ambiente de cordialidad y de simpatía, rubricada por los calurosos aplausos dedicados al equipo visitante en su salida, en el saludo cordial y efusivo de ambos capitanes y entrega del banderín correspondiente. Habían pasado los primeros cuarenta y cinco minutos de juego de la primera parte, llevados a un buen tren por ambas partes, y el marcador señalaba un gol a favor del Orihuela. Se empezó la segunda y el Toledo empató a los pocos instantes, poniéndose el partido en un grado de emoción y de interés insuperable. Los dos equipos jugaban con coraje, a una velocidad endiablada, si bien que con ligero dominio del Toledo, y en un plan de noble rivalidad, sin acritudes ni percances desagradables… cuando el árbitro de la contienda, señor Castellá, se empeñó en echarlo todo a rodar, y por una entrada un poco brusca del defensa Sanz le mandó a la caseta, en un acto de impulsiva autoridad que luego sería el primero en lamentar. Su decisión dio totalmente la vuelta al partido, convirtiéndole, a renglón seguido, en una contienda falta de toda vistosidad, tanto por el ambiente agrio que se levantó en el graderío como el que hizo que se levantara luego en el campo por sus decisiones anormales y arbitrarias, que si no tuvieron mayores repercusiones fue debido a la serenidad de los propios jugadores, ya un tanto desorientados con los fallos del colegiado castellano.

La expulsión de Sanz determinó la vuelta del partido en todos los sentidos. Provocó primero la reacción del público, que había encajado con la mayor ecuanimidad su decisión al conceder el tanto al Orihuela en un balón muy discutible que se estrelló en el larguero y que fue sacado hacia fuera por nuestro guardameta –no sabemos si antes o después de traspasar la línea de gol, pero indiscutiblemente de dudosa factura-, dando pruebas de su deportividad al aplaudir la salida del equipo visitante y al reconocer la calidad de su juego, convirtiéndose en una masa soliviantada durante todo el resto de la segunda parte, aun a pesar de haberse afianzado el resultado del encuentro pocos minutos después.

Reaccionó también el Toledo, en el sentido de superarse en coraje y en entusiasmo, logrando taponar la ausencia del defensa izquierdo con una mayor velocidad y un máximo esfuerzo, que dio como resultado el decidir el encuentro en el escaso margen de tres minutos.

Lo de menos, para nosotros, es en este caso el resultado, pues la verdad es que nunca temimos por él. El Toledo debía haber llegado al descanso con tres goles de ventaja en el marcador, y si no fue así fue porque la suerte se puso de lado de los visitantes, estrellándose un par de balones en el poste y perdiendo Sauer y Sanz un par de balones a dos metros de la puerta, de una manera inexplicable. Además, una vez que se había conseguido el tanto del empate, a los tres minutos de juego, todo se le presentaba ya fácil. Lo que sí nos interesa es destacar, una vez más, la incompetencia de algunos colegiados, por cuya exclusiva culpa los partidos de fútbol se convierten en espectáculos de la más odiosa visión y, en ocasiones, de graves incidentes. Hubiera sido un encuentro de más enconada rivalidad, hubieran sido otros los equipos protagonistas y el partido jugado ayer en Palomarejos hubiera sido motivo para enojoso disturbios. No regateamos la autoridad de los árbitros, pero sí discutimos su competencia, sus conocimientos y su aplicación. Y la verdad es que el señor Castellá no estuvo, en la presente ocasión, nada afortunado, aunque en su descargo haya que consignar que actuó imparcialmente, si bien el Toledo fue el más perjudicado por la concesión de un tanto absurdo, la expulsión de un jugador y el camuflaje de un clarísimo penalti cometido dentro del área del Orihuela con un saque indirecto, cuya fórmula de aplicación no sabemos alcance a las faltas cometidas con pleno conocimiento de causa por la defensa contraria cuando el delantero centro enemigo logra desbordarla y no tiene otro recurso que cargarle y empujarle para evitar el gol, que eso y no otra cosa fue lo que ocurrió en la presente ocasión.

El Orihuela

El visitante de turno dejó una grata impresión. Sus características de juego son muy parecidas a las nuestras, y ha sido uno de los equipos que más sensación ha dado de equipo de los que hasta el presente han desfilado por Palomarejos.

Posee un buen cuarteto defensivo, sus medios volantes bregan incansablemente, y su delantera es peligrosa, aunque no muy rápida para tirar a gol. Para nosotros, sus mejores elementos fueron el guardameta Escamilla, el defensa lateral izquierda, el extremo e interior izquierda, y el delantero centro.

Su mejor elogio está en que es un equipo ‘amateur’ casi en un cien por cien, ya que sólo tiene un jugador profesional. Se batió con tesón y con ahínco hasta el último instante, y encajó con deportividad la derrota.

Los goles, alineaciones y arbitraje

En el primer tiempo, casi dominio absoluto del Toledo, con varias jugadas de verdadera desgracia ante la meta de Escamilla. Dos balones se estrellaron en el larguero, Sauer y Sanz desaprovechan dos excelentes servicios de Florencio, nuestro delantero tira dos veces consecutivas sobre puerta, y otra jugada de Florencio la termina Luengo con un disparo que se estrella en el poste. Luego, una escapada de la delantera del Orihuela y un disparo a bocajarro del interior derecha, que rechaza Ávila de puño y da en el larguero, rebotando hacia dentro, por lo que el árbitro concede el tanto, a pesar de que nuestro guardameta saca la pelota. El Orihuela pierde otra buena ocasión de marcar, fallando su delantero centro, y luego es Sauer quien vuelve a fallar en una escapada solo ante el portero, que le desconcierta en su salida.

Tras el descanso, y a los tres minutos, el tanto del empate. Un avance por el lado de Yonete termina con pase de éste hacia el centro, Sauer deja pasar la pelota y Sanz, completamente desmarcado, bate de un tiro raso al portero. Poco después, Yonete lanza un disparo sobre la marcha, que bloca muy bien Escamilla. Una falta contra el Orihuela la recoge Sauer de cabeza, pasando a Florencio, quien, con la izquierda y muy esquinado, logra el segundo tanto. A los dos minutos, Sauer marca el tercero. A partir de entonces el partido se lleva a un gran tren, menudean las faltas, y se llega al final del encuentro con este resultado de 3-1 a favor del equipo local.

Los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Orihuela Deportiva: Escamilla; Ortuño, Revancha, Follano; Borbolla, Navarro II; Juanito, Pacheco, Navarro I, Ricardito y León.

CD Toledo: Ávila; Campos, Novo, Sanz; Gómez, Rubichi; Florencio, Sanz, Sauer, Luengo y Yonete.

Como ya hemos enjuiciado al Orihuela, sólo nos resta decir que el Toledo hizo un excelente partido por parte de todos, en lo que a entusiasmo y coraje se refiere. Lo más flojo fueron los volantes. Rubichi se empeña en un inútil regateo y Gómez no anduvo nada afortunado a la hora de pasar la pelota. En la delantera, Sauer batalló valientemente, aun cuando no estuvo muy afortunado en el remate. Luengo y Sanz bregaron incansablemente, haciendo uno de sus mejores encuentros de la presente temporada, y los dos extremos con su juego característico. A Yonete le hace falta aprender a retrasar los balones con temple y tirar con más decisión sobre puerta siempre que pueda. Florencio hizo dos jugadas al principio que pudieron ser la clave del encuentro de haber tenido rematadores. Hizo un gran encuentro. Dentro del elogio particular van incluidos todos los delanteros.