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Luis Cardeña Gálvez
17/09/2020
TEMPORADA 1949/50: TOLEDO 5 – SAN JAVIER 0.
 
 

TEMPORADA 1949/50: TOLEDO 5 – SAN JAVIER 0


El Toledo hizo, frente al San Javier, el mejor encuentro de la temporada

Crónica realizada por Antonio de Ancos, publicada en el diario “El Alcázar” el 7 de noviembre de 1949



El Toledo ha tenido por fin en Palomarejos su tarde triunfal, cuajando el mejor partido que hayamos podido haberle visto desde hace mucho tiempo. Una tarde triunfal que para muchos podrá estar en ese resultado de escándalo, 5-0, pero que para nosotros está mucho más en el excelente encuentro jugado por nuestros muchachos durante los noventa minutos de juego, en pro y en contra del aire, haciendo gala de un sistema defensivo imbatible, al propio tiempo que de una eficacia rematadora que daba por resultado esos cinco goles que hicieron saltar de entusiasmo al público enloquecido.

El Toledo es y ha sido siempre un equipo de ataque, apenas ha sabido defenderse, y no han sido pocos los partidos que ha perdido o los que ha dejado de ganar por no haber hecho funcionar su sistema defensivo con seguridad y con orden. Por ello casi nuca juega a la defensiva. Ayer, sin embargo, en un partido que podía ser decisivo, frente al enemigo mal calificado, totalmente desconocido y con un fuerte viento en contra, hizo muy bien con no querer aventurarse demasiado en el primer tiempo y con jugar casi todo él en un plan defensivo. Retrasó un poco a uno de sus interiores, pero no cerró sus líneas, sino que sus hombres cumplieron esa misión principal de toda defensa, el marcaje, y ella fue la base y el sostén de todo el equipo en este primer tiempo, en el que se aguantó las tarascadas del adversario, hasta conocer cuál era su verdadera potencia, y decidirse luego, diez minutos antes de finalizar el primer tiempo, en busca de ese gol que levantara la moral de los aficionados y diera la confianza al golpe definitivo, tras el descanso.

Todo salió a pedir de boca. Uno por uno, todos cumplieron con esa misión poco grata, y a todos cabe elogiar en general, pero para nosotros todo el sistema defensivo tuvo estas tres piezas fundamentales: Zori, Rubichi y Campos. Nuestro defensa central cuajó un partido de cabo a rabo, sencillamente magnífico, sin concesiones para la galería, pero de una efectividad que nos hace destacarle, no sólo como el mejor de la defensa, sino de los veintidós. Estuvo en todas partes, marcó, despejó, impuso la tónica de la tranquilidad en la defensa y no tuvo ni un solo fallo. Rubichi echó el resto en todo momento, retuvo el balón demasiado en algunas ocasiones, pero fue un medio volante incansable, buscando siempre el pase a ras del suelo y marcando muy bien. Campos, tosco como siempre, pero oportuno en las entradas y en los despejes, sin conceder ventajas al adversario. A su lado, Sanz, más ágil que en otras tardes, muy bien colocado también, y con una pegada más segura que en otras ocasiones. Larrubia bregó también incansablemente, y estuvo más acertado en el pase que otras veces, y en la puerta, Ávila, interviniendo solamente en tres o cuatro ocasiones, pero en dos de ellas con su valentía característica y una buena seguridad en el blocaje. En resumen, que el Toledo nunca se defendió así, sin dar sensación de agobio, con una tranquilidad propia de quien es dueño de sí mismo y se sabe superior a su adversario, y con algo más que ese desorden al que nos tenía acostumbrados. Merece que lo destaquemos, porque esa defensa en el primer tiempo fue la base del triunfo categórico y rotundo del segundo, y porque es algo que estábamos deseando ver en el Toledo.

El San Javier

Vamos a decir, sinceramente, que el equipo de San Javier nos defraudó un poco. Por lo que aquí le vimos, no podemos justificarnos su posición en la tabla hasta el momento actual. Sus líneas defensivas no son nada extraordinarias, marcan más que de hombre a hombre, por zonas, aun cuando el defensa central fuese durante toda la tarde la sombra de Sauer. Los demás delanteros pudieron moverse más holgadamente, y si a Florencio le llegan a dar el juego que él pedía, el equipo levantino se hubiera dado cuenta de lo peligroso que resulta ese sistema cuando el equipo contrario tiene dos extremos como los nuestros. El portero es valiente, ágil y seguro, para nosotros, lo mejor del equipo.

La línea de ataque tiene rapidez, movilidad y domina el pase sin parar la pelota, pero es excesivamente torpe a la hora de tirar a la puerta. Su mejor virtud, general a todo el equipo, es la nobleza y deportividad con que juegan, encajando una derrota como la de ayer con la mayor ecuanimidad y discreción.

Todos los delanteros marcaron

Lo hemos dicho repetidas veces en lo que va de temporada: la línea delantera del Toledo es la más completa del equipo. Lo prueban los treinta y ocho goles marcados en los diez partidos –con un promedio casi de cuatro- y los cinco goles marcados en la tarde de ayer conseguidos por los cinco delanteros. Porque, si bien es verdad que el quinto gol fue Sanz el que lo llevó hasta la red, no es menos cierto que el tiro de Yonete se había estrellado en la arista interna del larguero, y fue sacado de dentro de la portería, dando ocasión al remate de nuestro interior.

Esta eficacia rematadora es tanto más envidiable cuando todos juegan para todos y no existe ninguno con afán individualista. Es lógico que el trío interior tenga más probabilidades de marcar, pero tampoco os extremos son mancos, y a buen seguro que no se quedarán los últimos en la lista de los goleadores.

No hace falta que reseñemos uno por uno los tantos, ya lo diremos oportunamente a continuación, pero sí hemos de destacar esta labor de conjunto que es la que, en suma, interesa al equipo.

Alineaciones, goles y arbitraje

La tarde está desapacible, no obstante hay mucha gente en el campo. El viento sopla fuerte hacia la portería de abajo. Los equipos salen al terreno de juego, haciéndolo primero el San Javier, recibido con aplausos a la salida y en el momento de saludar al público. Luego el Toledo, en medio de una gran ovación y saludo de pancartas. A las órdenes del señor Polo, los equipos forman de la siguiente manera:

San Javier: Jodar; Barquero, Díez, Rodríguez; Jiménez, Aledo; Tarró, Hernández, Checa, Vidal y López.

CD Toledo: Ávila; Campos, Zori, Sanz; Larrubia, Rubichi; Florencio, Sanz, Sauer, Luengo y Yonete.

Escoge el San Javier a favor del aire. Hay entrega de banderín en recuerdo de la primera visita.

La afición alienta como nunca al equipo ocal. El viento sopla muy fuerte y el Toledo se defiende maravillosamente, imponiendo, además, un ligero dominio a través de todo el primer tiempo. Luengo lanza un tiro muy colocado y potente que el portero desvía a corner. Dominio alterno hasta el último cuarto de hora, en el que el Toledo manda. Una jugada de Yonete da ocasión a que Luengo marque el primer gol dos minutos antes del descanso.

Después, cuatro goles más. El primero, de Sauer, rematando de cabeza un corner por el lado izquierdo, sin que la defensa pueda hacer otra cosa que llevarlo hasta la red en su intento de evitar el tanto. El segundo, obra de Sanz, como remate de una jugada de Florencio, esquivando la salida del portero. El tercero, de Florencio, en el único balón que le llegó en condiciones a sus pies, burló al medio, al defensa y al mismo portero, cruzando imparable con la izquierda. Y el cuarto, y quinto de la tarde –“no hay quinto malo”- también de Sanz, si bien Yonete lo había introducido antes en el interior de la puerta en el rechace del poste.

Cinco goles a favor y ninguno en contra. Los dos últimos en los cinco minutos finales. Hubo más que justificada razón para que el público se entusiasmase y se quedase hasta el momento final para despedir a sus jugadores con una gran ovación.

El arbitraje del señor Polo, bastante discreto. Perdonó al San Javier un par de penaltis, al ser zancadilleados nuestros delanteros dentro del área. Pitó una mano a más de tres metros dentro de ella, y alarmado ante su propia acción, sacó luego el balón más de un metro.


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