TEMPORADA 1987/88: TOLEDO 0 – CALVO SOTELO 0


El Calvo Sotelo maniató y acomplejó al desorientado Toledo

Crónica realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 15 de septiembre de 1987


Muchísimo calor en el estadio Carlos III, que registró una aceptable entrada -350.000 pesetas de recaudación-. Césped en buen estado. Un par de espectadores saltaron al campo tras recibir Mayo una dura entrada, sin balón, de Rodero. Varios botes se lanzaron al campo en protesta al árbitro.

Alineaciones

CD Toledo: Yuste, De Paz, Mayo, Rojo, Bermúdez, José Luis (David, m.46), Plaza (Berrio, m.46), Antoñito, Garoz, Rafa y Pimi.

Calvo Sotelo: Vitín, Hernández, Barrera, Rodero, Nuevo, Ulises, Manolo (Isidro, m.82), Juancho, Trigueros, Mayor y Plaza (Gallardo, m.91)

Árbitro

Peiró Viana, auxiliado por Carbajo Romero y Redondo Calvo. Contemporizador con los locales en la primera parte y mal, aunque no tanto como se quiso ver, en el segundo periodo. Su mayor error estuvo en no señalar penalti en un empujón de Hernández a Pimi, en el minuto 74. No dejó contento a nadie. Tarjeta para Nuevo, minuto 37, David, minuto 61, Rodero, minuto 67, Trigueros, minuto 85, y Plaza, minuto 88.

Comentario

José María Velasco se decidió al final por repetir el mismo equipo que jugó en los dos primeros encuentros ligueros, y al final reconoció que algunos jugadores merecían un pequeño descanso, porque verdaderamente el Toledo no fue el de su debut. Sin ideas, apocado, contagiado del juego al voleón del rival, causó una muy pobre impresión y la sensación de que hay mimbres que no sirven para varear, baste decir que sólo un cabezazo de Bermúdez, otro partido más el más entonado y voluntarioso, en el minuto 39, que salió rozando el palo, fue el único remate con intención.

El Calvo Sotelo, con un equipo muy joven, supo jugar perfectamente sus bazas, hasta el punto de desconcertar al Toledo, llevándole a su terreno y haciendo muchos más méritos que el acomplejado cuadro de Velasco. El Toledo se empeñó en jugar balones altos, y eso hizo que Ulises triunfara, a pesar de que enfrente tuvo al mejor verde, Bermúdez. Todo se rompía en el centro del campo, porque Rafa y Plaza siempre eran superados por Rodero y Mayor, mientras que Juancho se las tenía tiesas con José Luis, que era el único que intentaba lanzar balones jugables a los luchadores Pimi y Garoz, que por otro lado siempre eran superados por el guerrillero Hernández y el soberbio Barrera, respectivamente. Menos mal que los peligrosos Manolo y Plaza mostraban una descarada inocencia cara al marco de Yuste. Se animó algo el juego en la reanudación, más que nada por la entrada de David y Barrio por José Luis y Plaza, que dotaron al equipo de mayor coraje, al tiempo que se recuperaban más balones.

Con mucho corazón y poca cabeza –Ulises siguió siendo el dueño de cualquier balón bombeado- Pimi cabeceó por encima del larguero a los 52 minutos. Eso pareció animar a la parroquia, que casi no respiró cuando Plaza falló un tiro franco en el minuto 62, con tremendo fallo de De Paz, o el propio extremo manchego disparó a quemarropa cinco minutos más tarde, salvando Yuste el gol.

David había descongestionado el juego atacante y así Pimi tuvo más oportunidades por la derecha. El andaluz disparó fuera en el minuto 69, y fue empujado por Hernández en el 74, cuando se prestaba a cabecear a la red, sin que el árbitro estimara penalti. Un remate de Bermúdez en el minuto 77, desviado por un defensor, pudo cambiar el signo del partido, pero el palo izquierdo lo repelió y se malogró otra ocasión. El Calvo Sotelo comenzaba a notar el calor y el Toledo marcaba el ritmo, aunque sin acierto, pero descuidando algo las marcas defensivas, que provocó que Rodero pudiera batir a Yuste en el minuto 89.

Se entró en el tiempo de descuento, once minutos alargó el partido el alcarreño Peiró Viana, y Rafa pudo marcar, pero su tiro lo desvió a corner Vitín, y quien pudo dar los puntos al equipo de Empetrol fue Gallardo, pero su tiro fácil lo repelió el palo cuando Yuste estaba batido y veía lo inevitable.

Velasco creía que el resultado no había sido justo y señalaba demasiados errores del árbitro en contra de su equipo, pero la verdad es que el principal culpable de no ganar fue su equipo, que hizo aguas por demasiados costados y mostró un alarmante bajón de ideas y garra. El súper disciplinado, no exento de calidad, Calvo Sotelo, puso en entredicho la labor de más de un jugador local.