TEMPORADA 1991/92: CAMPILLO 0 - TOLEDO 0


El líder ‘sólo’ empató en Campillo

El árbitro anuló un gol al Campillo por fuera de juego inexistente

Crónica realizada por Vicente Martínez, publicada en el diario “Ya” el 13 de enero de 1992


Municipal Nuestra Señora de Las Lomas, de Campillo. Día del club, lo que hizo que los socios se pasaran por taquilla. Muy buena entrada y más de 700.000 pesetas en taquilla. Tarde fría y buen estado del terreno de juego. Bronca final para el colegiado y sus auxiliares.

Alineaciones

Campillo: Gonzalo, Juan Ramón (Paulet, m.68), Villita, Orgaz, González, Escobar, Gascueña (Chule, m.52), Mauri, Merino y Rico.

CD Toledo: Villalvilla, Vidal (Lolo, m.59), José Luis, Cano, Figueroa, José, Luisito, Dani, Canito, Emilio y Pardina (Julio César, m.82)

Árbitro

Salazar Carretón. Tuvo un grave fallo que empañó la buena labor que efectuó durante todo el partido, en el minuto 72, al anular, a instancias del linier, por supuesto fuera de juego, sin observar que el balón llegó rechazado por un toledano. Habría supuesto el 1-0 a un cuarto de hora para el final. Tarjetas para Cano, por juego peligroso, y a Emilio, por presionar al meta en su área.

Comentario

Si algún equipo mereció la victoria ése fue, sin duda, el Campillo, equipo que le perdió el respeto al líder desde el pitido inicial, jugándole de una manera abierta y muy valiente, y sobre todo, los primeros minutos, que fueron de total y absoluto dominio de los de Mate. Así, en el minuto dos, Mauri tuvo una ocasión que neutralizó en una gran parada Villalvilla, y dos minutos más tarde hay que registrar una nueva oportunidad, en esta ocasión a pies de Merino, para llegar otra todavía más clara en el minuto seis, a cargo de Mauri, pero de nuevo Villalvilla demostró ser un portero de otra categoría que Tercera División. El Toledo disparó por primera vez en el minuto 18, desviando la zaga local a corner.

No podía el Toledo parar al Campillo. El técnico toledano, Emilio Cruz, que cumplió su segundo y último partido de sanción en la grada, no parecía dar crédito a lo que veía, y más aún por el obligado cierre de líneas a que estaba siendo sometido por los locales. Contaba con tres hombres en la parte central de la zaga, los dos laterales, quien en muy contadas ocasiones efectuaron alguna incursión, mientras el medio campo no funcionaba y a los puntas apenas llegaba balones claros para intentar poner en apuros a Gonzalo y la casi inadvertida zaga local.

El técnico del Campillo jugó su baza en una clara manera de hacer jugar a sus hombres con garra y fuerza, teniendo un perfecto sentido de la anticipación, con un sistema muy similar a los toledanos, con cuatro hombres atrás y hasta seis defensas, y sólo dos hombres en punta de ataque, aunque en ocasiones sus zagueros intentaron sumarse al ataque. Todo ello favorecido por las reducidas dimensiones del quizá más corto campo de todos los de Tercera. Con estas premisas, el Campillo tenía bien atado al líder, que no podía con el perfectamente dispuesto entramado local.

No varió el segundo tiempo en cuanto a la concepción del juego, y eso pese a que el equipo local remitió en su presión. Parecía que el técnico visitante se conformaba con la igualada, que le pudo costar caro, pues pudo deshacerse en el minuto 72, cuando Chule llevó el balón a las redes, pero el colegiado, a instancias de su línea, anuló un tanto que debió subir al casillero. En los últimos minutos el cuadro toledano a punto estuvo de hacer gol, cuando en el minuto 82 el meta local falló en el despeje y el balón casi se introduce, que si no se produjo fue porque allí estaba González. Hubiera sido totalmente injusto, porque el cuadro local, por entrega, pundonor e incluso ocasiones, amén de su juego, fue mejor y se mereció el triunfo.