TEMPORADA 1991/92: TOLEDO 2 – GUADALAJARA 0


Un minuto resistió el Guadalajara

El cuadro de Emilio Cruz dio una paupérrima impresión todo el choque

Crónica realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 9 de septiembre de 1991


Municipal Salto del Caballo. Tarde-noche calurosa. Muy floja entrada y luz artificial, muy deficiente, desde el minuto 46.

Alineaciones

CD Toledo: Villalvilla, Luisito, José Luis (José, m.81), Abel, Gabi, Pedro Díaz, Pedrete, Dani (Lolo, m.46), Paniagua, Arganda y Pardina.

Guadalajara: Edu, Adeva, David, Aris, Ruiz Villar, Miguel Pérez, Alda (Quique, m.78), Gil, Diego, Ruper (Valero, m.46) y Riofrío.

Árbitro

Cebrián Cuesta, ayudado por Silvestre Gregorio y León Muñoz, ni bien ni mal, sino todo lo contrario, en un partido deportivo al máximo. Tarjetas para Gabi, David, Aris y Miguel Pérez. Expulsión de Riofrío, en el minuto 44, por doble tarjeta amarilla.

Goles

1-0, minuto 1: centro de Luisito, fallo garrafal de Ruiz Villar, Paniagua manda al palo y el rechace lo envía a la red Pardina.

2-0, minuto 41: Adeva falla un fácil pase atrás, Dani se anticipa y envía a Pardina, que pilla a contrapié a Edu.

Comentario

Ochenta y nueve minutos de desidia, de aburrimiento, de apatía, porque n el primer minuto se acabó el partido, cuando muchos jugadores ni siquiera habían tocado el balón. Un centro de Luisito lo aprovechó Pardina, tras remate al palo de Paniagua, que se encontró con un error garrafal del defensa visitante Ruiz Villar, y se acabó el partido. El Toledo comenzó a verlo tan fácil que se relajó más de lo esperado y el Guadalajara se limitó a intentar no caer por goleada, que no se produjo porque los hombres entrenados por Emilio Cruz fueron ineficaces de cara a la portería contraria.

Tras haberse llegado al segundo minuto con 1-0 comenzó a mascarse una nueva tragedia alcarreña, quizá recordando su emparejamiento de Copa, pero mientras el equipo de Calleja mantuvo sus constantes vitales, el cuadro verde dio una paupérrima impresión, y eso que disfrutó de ocasiones suficientes para haber mantenido la tensión en los escasos aficionados presentes.

Sería prolijo extenderse en más consideraciones como no sea que ante un partido tan cómodo, bien podría denominarse partidillo de pretemporada, es decir, cuando los equipos hacen probaturas y se buscan más los defectos que pulir que lograr un triunfo, lo malo es que el cuadro local no fuera capaz de marcharse al descanso con un 3-0 o un 4-0 que abriera un segundo de filigranas y pruebas.

No sirven excusas, porque el Guadalajara se aproximó por primera vez a la portería de Villalvilla a los quince minutos, en un centro de Riofrío que cortó con la mano involuntariamente Abel, para no hacerlo hasta poco antes del descanso, en el lanzamiento de su primer córner. Lo demás fue correr detrás de un desmotivado Toledo.

Y el caso es que ocasiones no le faltaron al líder: minuto tres, disparo ajustado de Pedrete; minuto cinco, disparo alto de Gabi en una situación inmejorable; minuto ocho, Pardina manda al larguero con toda la portería para él; minuto 22, zurdazo alto del propio Pardina; minuto 28, centro de Luisito y cabezazo alto de Paniagua.

Así hasta el minuto 41, cuando Adeva falla un fácil pase atrás, Dani se anticipa y envía a Pardina, que pilla a contrapié al portero Edu, y con maestría establece el definitivo dos a cero.

En la segunda parte la tónica del partido siguió igual, aunque la entrada de Lolo y la voluntad de Luisito salvaron un tanto el partido. El recién entrado Lolo fue el j junto al también suplente inicial Valero por parte alcarreña, quien dotó de más mordiente al ataque visitante, donde el ariete Diego trabajó todo lo que algunos se inhibieron.

Un tiro alto de Arganda en el minuto 52, un cabezazo de Pedrete en el minuto 67, un zurdazo de Paniagua en el 86 y una nueva ocasión de Gabi en el 91 fueron las ocasiones que tuvo el Toledo para decantar con solvencia el partido a su favor, ya que el Guadalajara sólo tuvo un tiro lejano de Diego en el minuto 62 y un disparo de Valero, tras error de Gabi, en el 81, las ocasiones de poner en peligro un triunfo local que desde el primer minuto se vio que nunca peligraría.