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Luis Cardeña Gálvez
12/12/2016
TEMPORADA 1990/91: TOLEDO 1 – ESTEPONA 0.
 
 

TEMPORADA 1990/91: TOLEDO 1 – ESTEPONA 0


El Toledo retoma el pulso cardíaco

Diego, en el minuto 83, logró el gol del triunfo ante el flojo Estepona

Crónica realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 18 de marzo de 1991



Estadio Salto del Caballo. Floja entrada, casi 400.000 pesetas en taquilla. Césped en buen estado. Tarde nublada, llovió en el descanso. Acudieron al partido, el alcalde de Toledo, José Manuel Molina, el concejal de deportes, Fernando Fernández Gaitán, y el presidente de Caja Toledo, Tomás Martín Peñato, que al acabar el partido bajaron a los vestuarios para felicitar al cuerpo técnico y a la plantilla.

Alineaciones

CD Toledo:
Yuste I, Maíto (Paco, m.54), José Luis, Juan Carlos, Corchado, Figueroa, Garoz, Dani, Luisito, Diego y Arroyo (Ballester, m.68)

Estepona: Pariente, David, Tobi (Vega, m.85), Monreal (Chupi, m.14), Chema, Joaquín, Moreno, Moncayo, Armando, Olías y Yuli.

Árbitro

Herreros Hodar, ayudado por Andrés Samper, del colegio madrileño, y del toledano Martín Martín, por lesión del designado. Nada más que regular. Tarjetas para Diego, Tobi, Pariente, David, Chema, Joaquín, Moncayo, Armando y Olías. Expulsó a Dani, en el minuto 92, por doble tarjeta amarilla.

Gol

1-0, minuto 83: corner que bota Ballester, y Diego peina muy bien.

Comentario

La llegada del nuevo técnico, Emilio Cruz, si para algo ha servido ha sido para romper la nefasta racha que llevaba el Toledo, cinco partidos consecutivos sin ganar, y restablecer en parte un equilibrio emocional que se había perdido por completo, de cara a salvar la categoría. Ahora comienzan a echarse cuentas y todo señala que la situación no ha variado mucho, pero sí lo suficiente para que se vea una comprensión que en todo equipo desahuciado existe. El triunfo ante el pobrísimo Estepota reabre una sepultura que estaba a punto de cerrarse, reequilibra una salvación que se hace un poco menos complicada y retoma el pulso cardíaco.

Lo primero que sorprendió fue la alineación puesta en liza por el debutante Cruz, con los asiduos Ávila, Lozano y Paco sentados en el banquillo. Aparecían Figueroa, tras casi seis meses ausente de los campos, Garoz y Arroyo. La segunda novedad se comprobó nada más comenzar a rodar el balón, pues desaparecen los ‘carrileros’ y se mantenía un esquema de media esfera, con Maíto por la derecha, Juan Carlos a su vera, Corchado en el supuesto vértice, apoyado en su izquierda por Figueroa, y éste por José Luis, que volvía al lateral izquierdo, basando todo su quehacer en un medio campo –Luisito, Dani y Garoz- que cerraban pasillos y vías de penetración en la misma línea de medio campo, basculando según fuera el balón fuera a derecha o izquierda, en tanto Diego y Arroyo maniataban al rival, cerrando aún más el centro. Al margen que sea una táctica que utiliza Ivic en el Atlético de Madrid, es la formación del futbolín antiguo, 5-3-2.

La novedad sorprendió de salida al Estepota, un equipo que lo único que puede decirse de él es que únicamente tuvo una ocasión, en el único grave error defensivo, en tiempo de descuento del primer periodo y que el rápido Chupi mandó fuera ante las palpitaciones aceleradas de todos. El orden era perfecto y todos y cada uno cumplían su cometido a la perfección, sobresaliendo Dani, en todas las partes y sitios donde se le necesitaba, no como antes. Aparte, se notaba una rabia absoluta de todos y cada uno de los verdes, que no daban tregua y se batían el cobre como jabatos, con continuos cortes de balón y rápidos avances hacia los aledaños de Pariente, pero además con la inteligencia de no caer en la trampa de los malagueños, que hacían el ‘paripé’ en defensa, con un tuya mía insulso e ineficaz.

Un disparo alto de Dani, en el minuto 12, fue el preludio a la ocasión de esta mitad, pero Diego, que peleó incluso más que otras tardes, aunque de nuevo la suerte se le negó hasta el decisivo minuto 83, tuvo un sentido posicional ambicioso y realizó un gran derroche físico, tuvo miedo a tirar en posición de gol y erró el pase a Arroyo, en el minuto 15. No bajó la guardia el Toledo, pero minuto a minuto fue acusando las novedades tácticas para ir cayendo en la agonía de no saber qué hacer con el balón, salvo el citado Dani, rifando el cuero, es decir, ‘bajando’ al juego sucio del Estepona.

La segunda mitad sirvió para sufrir –de infarto en los ocho minutos finales- el tremendo desbarajuste existente, porque ya no había táctica alguna, de tardes anteriores, y que Diego pareció revivir, impulsando a un equipo que se quedaba sin oxígeno, en el minuto 52 tiró fuera, en el minuto 83 hizo bueno a Emilio Cruz y en el 91 dio un pase a Garoz para que triunfara.

Además, se pudo observar que Figueroa, un dechado de honradez, acusaba la larga inactividad, y Garoz, aparte el gran fallo del citado minuto 91, estaba perdido por completo.

Junto a todo ello se apreció que la banda derecha no tenía dueño –eso llevó a Maíto primero y Arroyo después, a las duchas- y que ante la angustia que comenzaba a sentir Emilio Cruz se jugara las bazas de Paco y Ballester. No faltó fe ni entereza por remediar un nuevo, que podía ser definitivo cara a su suerte en Segunda B, descalabro. Cuando peor se jugaba y se pensaba en echar las primeras paladas de tierra a la fosa, Diego destapó su tarro goleador.

Emilio Cruz no ha cambiado las pesarosas nubes que cubren el horizonte verde, pero al menos ha traído la suerte que se fue desde que Paulino Lorenzo dejó el equipo.


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