LOZANO


Lozano, jugador del CD Toledo, o el sacrificado y sordo trabajo bien hecho

Entrevista realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 30 de octubre de 1990


Zacarías Lozano Obrador, de veintiún años de edad, natural de Madrid, y en la actualidad estudiante de INEF en la capital de España, era un hombre muy feliz por su labor ante el Melilla “y, lo más importante, porque hemos ganado, que importa más que mi labor o la de otro jugador”, aunque no deja de reconocer, dentro de su modestia, que “las cosas han salido bien y estoy satisfecho”.

Lozano, un hombre que llegó al Toledo casi de ‘puntillas’, sin hacer apenas ruido, “porque mi madre estuvo aquí en Toledo y conocía a gente, lo que me permitió entrenar con el Toledo la temporada pasada”, se encuentra a gusto de cómo le ruedan las cosas, “excepto dos partidos, que jugué veinte minutos, el resto he sido titular, y creo que estoy cumpliendo bien”.

La cara de satisfacción era más elocuente al término del partido ante el Melilla, “al principio marcábamos en zona, por eso yo no tenía la misión específica de marcar Bernardo, pero luego ya se ajustaron los marcajes y creo que la misión de pararle la he cumplido”. Está claro que le paró, pero no sólo a él, sino que colaboró con eficacia en otras tareas: cerrar huecos y aportar su granito de arena al triunfo del Toledo.

Sus estadísticas del partido jugado contra el Melilla son muy satisfactorias, ya que en dieciséis ocasiones intentó el pase, ocho en cada mitad, y sólo entregó al contrario en cuatro, siendo significativo el que cortó o recuperó once balones, seis tras el descanso, que habla de su fortaleza física. Utilizó la cabeza en cinco oportunidades, y en todas ellas ganó la partida a sus rivales. Intentó el tiro a puerta en dos oportunidades, ambas en la primera mitad, una entre los palos y otra fuera, y sólo incurrió en una falta, cuando a él le hicieron tres, siendo la nota triste el que recibió la única tarjeta que vio su equipo, que bien pudo evitarse, porque no fue la entrada tan dura como otras muchas que no vieron la cartulina del árbitro Navarrete Reyes.

Bien se podría decir que Zacarías Lozano se ha hecho con un puesto en el equipo, cuando muchos eran de la opinión que ‘chuparía’ mucho banquillo, y todo, quizá, por no tener el nombre ni haber sido fichado a bombo y platillo. En ello estriba su titularidad: la sencillez y modestia para hacer fácil lo difícil.