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Redacción
11/08/2016
1990: PAULINO LORENZO MARTÍN.
 
Foto ilustrativa del artículo
 

PAULINO LORENZO MARTÍN


Paulino Lorenzo Martín, entrenador del CD Toledo: “El equipo ha rendido más de lo que esperaba”

Entrevista realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 11 de junio de 1990



De cincuenta y cuatro años de edad, natural de Toledo, casado, con un hijo de veintisiete años y una hija de diecinueve, orgulloso del único hijo que tiene –va a cumplir cuatro meses-, militar de vocación –coronel agregado a la Academia de Infantería-, Paulino Lorenzo Martín Rodríguez, que tiene como segunda profesión la de entrenador y el fútbol como ‘hobby’ y pasión, “aunque me interesa el atletismo, el baloncesto, cuando juega la selección nacional, y el boxeo, que lo veo en televisión cuando combate algún español”, ha tenido la mayor parte de ‘culpa’ en que el Toledo permaneciera en Segunda B.

Lleva veinte años metido en fosos y banquillos, y no se cansa. Ahora, sin ir más lejos, va a dejar los bancos de los campos de fútbol por el sillón de su casa, “me voy a ver los dos partidos del Mundial que televisen cada día, y también el que den en diferido”, aunque reconoce estar un poco cansado “por la temporada tan tensa que hemos vivido”. Jugó como aficionado en el Alcázar, el segundo equipo de la capital, recuerda, como delantero centro, aunque “he pasado por todos los puestos menos de portero”, y su primer trabajo como entrenador fue como segundo del teniente coronel Montojo, en la UD Santa Bárbara, en el que hacía las veces de preparador físico, título que obtuvo en el año 1965, logrando el de regional en 1969, y el nacional un año más tarde.

-¿Le ha llevado mucho tiempo el Toledo esta temporada?

-En la segunda vuelta me ha llevado muchas horas. Cuatro días de entrenamiento a la semana, los partidos, la preparación de ambas cosas. Ha sido una lucha continua contra el reloj.

-¿Ha merecido la pena tanto trabajo?

-La verdad es que, como he dicho algunas veces, hay que ser un poco masoquista para ser entrenador. Yo tenía un gusanillo en el cuerpo, tras estar un tiempo sin entrenar, y lo he matado. Y claro que ha merecido la pena, porque he desarrollado algo que me gusta.

-Cuando decidió aceptar el cargo de entrenador del Toledo ¿No pensó, por un instante, que lo hacía como ‘hombre de paja’?

-Sí, te queda ese pensamiento. Después de dos entrenadores, y lo roto que estaba el equipo, es de humanos pensarlo. Te llaman a una causa perdida, una situación desesperada, porque todo se veía ya perdido. Es verdad que lo pensé, que te cogían cmo de tercera mano, como último recurso.

-¿Y, entonces, por qué dijo sí?

-La primera impresión, cuando me lo dijo Astilleros, fue el pensármelo. Estudié que estaba casi muerto clínicamente. Y en esos momentos pudo mi toledanismo. Era un reto e, inconscientemente quizá, pensé que en veinte partidos había tiempo para sacarlo adelante.

-¿Usted qué cambió?

-La disposición táctica de la defensa. Sólo eso, porque han seguido actuando los mismos con que acabó Antonio Seseña. Yo pienso que no se hacía bien, porque la trampa del fuera de juego es muy arriesgada, y jugar con la defensa en línea no era adecuado a las características de los hombres que tenía.

-Desde que se hizo cargo, el equipo reaccionó ¿Pensaba que fuera así?

-Ni yo mismo pensaba que iba a ser tan redonda.

-Ahora, con la temporada ya finalizada ¿Duda de alguna de las decisiones adoptadas?

-En la cena que tuvimos la plantilla en Madrid, lo primero que les dije es que me quedaba la duda de si podía haber hecho daño a alguno.

-¿Ha sufrido presiones, injerencias en el cargo?

-No. He trabajado libremente, nadie se ha metido en mi labor, lo cual, por otra parte, no habría aceptado.

-¿Qué experiencia ha sacado de entrenar en Segunda B?

-Es la mejor categoría en la que he entrenado. No llega a ser profesional, aunque casi, y uno mismo se motiva, y más con el trabajo que ha costado mantenerse.

-¿A qué jugador destacaría por encima de los demás?

-Sería injusto, por mi parte, resaltar a uno u otro por encima del resto. Yo elogiaría el bloque. Todos han aportado su trabajo, unos más que otros, pero cada cual ha puesto lo suyo en salvar la categoría.

-¿Qué le dicen los nombres de Herrero, Pedro, Serna, Carlos? -Es muy distinto cuando yo cogí el equipo el 14 de enero, en Gijón, que si hubiera sido a principios de temporada. No sé lo que habría pasado con esos jugadores, pero pienso que eran útiles. Yo tenía mi idea y considero que podrían haber entrado en mis planes.

-¿Y David y Bermúdez?

-Me ha dolido mucho que se marcharan. Ambos son amigos míos, aparte futbolistas, y el que no se queden ha sido muy duro para mí. Yo contaba con ellos, pero David ha querido irse al ‘escaparate’ de Madrid, y de Bermúdez, yo he puesto toda la carne en el asador para que siguiera, pero no ha llegado a un acuerdo económico, y lo siento.

-¿Qué espera de la próxima temporada?

-Siempre he dicho que es crucial tener una base de equipo. Si unimos que se han hecho fichajes que son de mi agrado, aunque tengo que aclarar que a Dani y José Luis, de los fichados, no los conozco, pues está claro que espero mucho.

-Por último ¿Va ser más sencilla esta próxima campaña?

-Es un arma de dos filos. La parte positiva es que se ha echado el broche de oro a una temporada bonita ante el Zaragoza, la gente ha estado encandilada y los refuerzos hechos son buenos, aparentemente. Pero la parte negativa está que esta próxima temporada se nos va a exigir mucho más, a los jugadores y a mí. Soy consciente que a mí se me pedirá más de lo hecho. Hay que afrontarlo y sólo pido a Dios que salga tan bien como la segunda vuelta.

-Firmaría, por tanto, hacer la próxima campaña lo que se ha logrado en la segunda vuelta.

-Me apuntaría a ello, aunque no me conformo.

“Irme a mi casa hubiera sido lo más cómodo”

-Tras la gesta lograda de salvar al equipo ¿No hubiera sido más fácil marcharse a casa?

-Hubiera sido lo más cómodo. Sales por la puerta grande, te vas a tu casa y hasta la próxima.

-¿Ha pensado que lo mejor era dejar el equipo tras mantenerlo?

-Sí, lo he pensado. Ya se sabe que los entrenadores tenemos ruedas en las maletas. Somos aves de paso. Tengo claro que cuando todo va bien te ponen en un pedestal, y cuando van mal las cosas eres el primero que sales zumbando.

-¿Qué le dice la tópica frase de ‘éste no se come el turrón’?

-Es algo que los técnicos oímos de forma machacona cuando se inicia cada temporada. Yo tengo mucha confianza en mí, en la plantilla y en la directiva. Si se dan medianamente bien las cosas, soy optimista. Me atrevería a decir más, si se produce, como se habla, la reestructuración para la temporada 1991/92, si los fichajes dan juego, junto a la base que ya tenemos, no descarto el poder subir. Si se pone a tiro trataremos de ascender a Segunda A.

-Ahora no deja de recibir galardones y premios ¿No llega tarde tanto reconocimiento?

-Este ha sido, sin duda, mi año, y tanto galardón pienso que es por lo hecho en mi carrera. Ya se sabe lo que pasa con los que estamos en los banquillos. Había gente que no creía en mí, y tengo que decir que, en realidad, yo no soy protagonista, siempre son los jugadores. Yo he puesto mi granito de arena, pero estoy totalmente convencido de que todo el mérito es de los jugadores.

-¿Va a ser profeta en su tierra?

-Nadie es profeta en su tierra, pero voy a continuar porque me veo con ánimos, con fuerzas y mucha ilusión. El presidente, la directiva, la afición y los jugadores se han portado generosamente conmigo. Sé que del todo se pasa a la nada en cuestión de un par de partidos, pero tengo confianza en hacer un buen papel y, por supuesto, acabar.


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