Así de claro lo digo, por muy mal que le pueda sentar a quien, no estando de acuerdo con mi opinión, pudiera afectarle. Vamos a dejarnos de monsergas y paños calientes y, desde luego, que quede claro que expresar públicamente lo que se siente no es darle la espalda al aludido, sino todo lo contrario, que, en el caso que nos ocupa, no es otro que nuestro CD Toledo.

En mi comentario que escribía en este mismo espacio la semana pasada, me hacía la siguiente pregunta ¿Sabremos sacarle provecho?, refiriéndome al momento inmejorable que atravesábamos para, de una vez por todas, atraer a esa buena parte de la afición indecisa que está aún recelosa ante el proyecto de ascenso de categoría. Tras una aceptable pretemporada del equipo, donde pudieron observarse ciertas mejoras con respecto a los últimos tiempos, la victoria en Villarrobledo parecía la ocasión adecuada para conseguirlo.

Había, pues, que refrendar tan buenas impresiones mediante la disposición de cuantos medios hubiesen sido necesarios para lograr la concentración, preparación física y técnicas necesarias para ganar al Tarazona. Sí, ya sé que esto es fácil de decir y que no siempre se consigue; que son cosas del fútbol que pasan. Permítaseme, sin embargo, poner de manifiesto algo que presentía antes del partido contra el Getafe, y es que, si bien fue un regalo de la directiva a su afición,que se agradece, bien pudiera haber ocurrido que el mismo nos haya pasado una costosa factura ya que, probablemente, tal evento hiciera desviar la atención a lo que más interesaba: la competición oficial.

¡Claro que se puede perder un partido en cualquier momento! ¡Claro que se perderán todavía muchísimos más! Y, lo que son las cosas, probablemente, ¡ojalá!, hasta se alcancen la ansiada meta del ascenso de categoría. Pero, los comienzos como estos no son buenos. De nada sirve sacar tres puntos en Villarrobledo para, a continuación, perderlos absurdamente en casa, a las primeras de cambio, y cuando todos estábamos convencidos de lo contrario.

A uno se le caía el alma al finalizar el encuentro, calentito y con el cabreo encima, escuchar los comentarios de los de siempre: “Nos han engañado una vez más...; “¿Y para esto me vengo un día antes de vacaciones?...” Y es que este traspiés ha sido para el aficionado como ponerle en la boca un terrón de azúcar para, inmediatamente después, meterle otro de sal. ¿Podría enmendarse esta situación? Por supuesto, aunque en parte, porque aún queda mucha liga, pero mucho tiene que cambiar la cosa. Hay que ganar en Puertollano; cualquier otro resultado no vale. Pero la meta de conseguir los mil abonados...

Se me tachará de ser un forofo injusto y exigente, de que no razono en lo que digo y escribo más con el corazón que con la cabeza, de que no tengo ni puñetera idea de fútbol. Lo admito sinceramente, sobre todo si esta especie de “varapalo”, que mucho dudo la lean quienes de verdad pueden y deben arreglarlo, les sirva para enrabietarse y, sacando a flote la clase que muchos sabemos llevan dentro, demuestren que lo del último domingo sólo ha sido un verdadero accidente.

No me valen excusas. Cuando se pierde porque el contrario es superior, no hay nada que decir. Ante un Tarazona que, con todos mis respetos, no demostró serlo, llevándose los tres puntos gracias a dos fallos garrafales de los locales, amén de otros ajenos al propio equipo, hay que ponerlo de manifiesto para que no vuelva a ocurrir. Creo que mi proceder también es una manera de hacer algo por el CD Toledo y contribuir a su grandeza.