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Redacción
15/04/2021
1994: EL TOLEDO CONTAGIA LA LOCURA.
 
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EL TOLEDO CONTAGIA LA LOCURA


Ignacio Arizaga. Revista “Bisagra”, número 328, 29 de mayo-4 de junio de 1994



El CD Toledo ha escrito esta temporada la página más brillante de su modesta historia. Comenzó el campeonato como una víctima y lo ha terminado como el conjunto revelación. El club toledano despierta en la España futbolística la simpatía de los modestos. La ciudad y la provincia están absolutamente volcadas con el conjunto dirigido por Gonzalo Hurtado. Toledo, una ciudad tradicionalmente tranquila, se ha lanzado al frenesí futbolístico. Periodistas de todos los puntos del mapa llegan a la ciudad para estudiar este fenómeno futbolístico.

Todas las frases altisonantes, las apreciaciones grandilocuentes, los relatos épicos, las proclamas de superación y las arengas arrebatadoras sobre el CD Toledo se están quedando pequeñas en estos días. El equipo dirigido por Gonzalo Hurtado ha pulverizado todos los registros. Ni el más avezado de los adivinos hubiera podido pronosticar lo que ha sucedido. En cualquier caso, estos comentarios adquieren mayor valor cuando se contrastan con los que se hacían a principios de temporada.

Por aquellas fechas el derrotismo era la nota dominante en la mayoría de las tertulias toledanas. Se pensaba que el CD Toledo no duraría un verano en la Segunda A. Una simple mirada a los presupuestos de los equipos de la categoría resultaba esclarecedora. El Mallorca, el Betis, el Español, el Mérida, el Hércules, el Cádiz y el Murcia sextuplicaban, triplicaban y duplicaban el exiguo presupuesto del CD Toledo, 204 millones, una cantidad exigua para navegar sin temor a la zozobra por la categoría de plata del fútbol español.

Y es que el pesimismo, hasta cierto punto, tenía cierto grado de justificación. El Toledo iniciaba la temporada casi con el mismo bloque de la Tercera División que, si bien había sido toda una grata sorpresa en Segunda B, se antojaba demasiado que también lo fuera en la Segunda A. Mientras que Mallorca, Hércules, Español y Mérida contrataban a extranjeros de garantías, el Toledo tenía que conformarse con una cesión iniciada la temporada, Moj, y con una incorporación pocos días antes de la fecha tope, Thompson, un jugador proveniente de la Segunda División sueca.

A esto había que añadir el alto número de equipos históricos que se daban cita en la categoría y que estaban apremiados por las urgencias históricas. Burgos, Cádiz, Murcia, Betis y Español desembolsaban cantidades millonarias para hacer equipos con pretensiones.

Badajoz

Visto el panorama, el Toledo partía con muchas posibilidades de volver por donde había venido. Su destino estaba en batallar por la permanencia junto al Eibar, el Villarreal, el Leganés -otro recién ascendido- el Athletic de Bilbao B y el Palamós. Esta tesis adquirió fuerza tras el primer partido contra el Badajoz en tierras extremeñas. El Toledo perdió por dos goles a cero y en ningún momento dio la sensación de haber digerido la categoría. Según relata Roberto Simón Marina, ausente en ese partido, sus compañeros volvieron con miedo escénico a la Segunda A.

Durante aquella semana sólo se habló de la permanencia, el descenso y todas esas batallas. La victoria sobre el Murcia por cinco a cero devolvió la confianza al vestuario toledano.

Esquemas rotos

A medida que iba avanzando la temporada, el Toledo y la afición comenzaron a desmelenarse. El equipo sacaba buenos resultados y jugaba además de manera aceptable. El fútbol empezó a tomar un protagonismo en la ciudad del que siempre había carecido. El Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid quedaban levemente desplazados en cuanto a interés por el club presidido por Carballo. En las tertulias, los bares, los colegios y los hospitales, el CD Toledo era un satisfactorio motivo de conversación. La explosión definitiva se produjo tras el partido contra el Betis, un choque en el que se vio implicado el orgullo local, todo debido al contencioso de las camisetas. Después de este partido, además, creció ostensiblemente el número de aficionados que se desplazaban con el equipo. En Toledo ese partido no se olvidará nunca. Habrá un antes y un después.

A partir de ahí la ciudad y la provincia se han convertido en una auténtica locura. A los aficionados les parecía un sueño que el equipo de su tierra se destacara tanto en la Segunda División A. Todos los medios de comunicación nacionales comenzaron a poner como ejemplo la trayectoria del CD Toledo. Al conjunto presidido por Emiliano Carballo se le empezó a mirar con esa simpatía que suscitan los modestos. La correcta resolución que tuvo el contencioso con el Betis dejó al equipo sevillano en mal lugar y en posición óptima al club capitalino.

Tercera División

Y es que el CD Toledo viene haciendo escuela y época desde hace tres años, cuando estaba en Tercera División. Esa misma temporada se había descendido de categoría, y la idea, como es lógico, era recuperarla cuanto antes. Para ello se fichó a un gran entrenador, Emilio Cruz, y se trajo a un grupo de jugadores excelentes. En este sentido, el central Abel recuerda que aquella temporada existía una urgencia histórica por ascender. Los jugadores tenían fichas muy altas, y esa carga económica sólo se hacía soportable subiendo a Segunda B: “Teníamos que subir por narices, porque había muchos gastos. Ganábamos mucho dinero para la categoría en la que estábamos. Si no hubiéramos ascendido, casi todos habríamos tenido que cambiar de aires”, subraya Abel, el encargado del marcaje a Alberto, el peligroso delantero vallisoletano.

Al final el ascenso cayó del lado toledano, aunque no sin cierta dosis de agonía. El equipo tuvo que comparecer la última jornada en Algeciras necesitado de un empate como mínimo. Se logró una igualada a cero tantos y con ella el pasaporte para la Segunda B.

El ascenso de esta categoría a la de la plata también tuvo momentos de cara o cruz, de todo o nada. Después de c1asificarse para los “play-off”, el destino le emparejó con el Alavés, el San Andrés y el Jaén. Sólo el equipo vitoriano hizo tambalearse la credibilidad del Toledo. En el banquillo ya estaba sentado un hombre llamado Gonzalo Hurtado, un desconocido en el buen sentido de la palabra, que había entrenado al Tomelloso.

El Toledo derrotó al Alavés en Mendizorroza por 2 a 3, eso después de ir perdiendo por dos a cero. Pero en Toledo los vitorianos se alzaron con la victoria. El club presidido por Emiliano Carballo tenía que ganar en San Andrés y en Jaén, y luego derrotar al equipo jienense en el Salto del Caballo. El Toledo no se dejó impresionar por la responsabilidad y ganó todos los partidos con una superioridad casi insultante. Llegaba el segundo ascenso consecutivo.

La euforia motivó que a la gente le entrara la fiebre de hacerse socia. En Segunda B sólo había 450 abonados, y en Segunda A, después de una campaña comercialmente agresiva, se puso el listón en una cifra próxima a los 2000. Parecía que la ciudad ya no daba para más, que se había llegado al tope de explotación futbolística. Sólo al final de esta temporada se ha visto que el fenómeno futbolístico podía llegar todavía a más. Y es que el fútbol ha eclipsado otros deportes que contaban con afición en Toledo.

A la hora de analizar los secretos de este éxito sin precedentes nadie se olvida del azar, de esa “suerte de los campeones” que ha acompañado a los hombres de Gonzalo Hurtado. Otro de los motivos, repetido ya hasta la saciedad, ha sido el haber mantenido la base del equipo de Tercera. Los jugadores están perfectamente compenetrados, juegan de memoria utilizando un sistema perfectamente asimilado que mantiene a la perfección el equilibrio ofensivo-defensivo.

La mayoría de los fichajes de esta temporada, además, han constituido un verdadero acierto. La llegada de Pedro Parada ha provocado que el centro del campo haya ganado en capacidad de presión. Thompson ha aportado su punta de velocidad a la delantera, mientras que Toño Castro, adherido a las filas del Toledo desde mediada la temporada pasada, se ha revelado como un central de lujo. Su fichaje por el Español de José Antonio Camacho parece ya una realidad. El jugador cuenta con contrato en vigor y por eso el club sacará una buena tajada económica.

Quique ha estado también a la altura de las circunstancias. Ha rendido en todo momento como el equipo necesitaba. Moj no ha sido el lateral ofensivo que el equipo precisaba, pero ha aportado una gran consistencia ofensiva, además de su experiencia en Primera División. La política de fichajes ha sido tremendamente acertada. Ahora se trata de que el club no se vuelva loco y vaya a una política de cesiones con los clubs grandes. Los jugadores deben cobrar, además, en función de los ingresos que pueda obtener el club, que no son excesivos con un campo que como mucho llegará a los 12.000 espectadores.

Otra de las claves que explican el éxito del Toledo habría que buscarla en la veteranía del equipo. La experiencia siempre es un grado, y el equipo ha demostrado una gran solvencia en los momentos estelares. La presión, la responsabilidad y todos esos factores que arruinan las trayectorias de muchos clubs no se han dejado notar en los Villalvilla y compañía.

Y es que el Toledo siempre ha jugado con la máxima de que tenía mucho que ganar y nada que perder. Durante toda la temporada ha desempeñado el papel de víctima, enfrentándose siempre a equipos de más presupuesto y pretensiones. Poco a poco, pese a tener un campo de Tercera División, se ha hecho respetar. En la Copa del Rey, el Oviedo, todo un “primeradivisionista”, pasó notables apuros para eliminarle.

Ha quedado patente que al conjunto dirigido por Gonzalo Hurtado es muy difícil hacerle goles. Dice Valdano que los equipos se hacen desde atrás y, desde luego, que en el Toledo la solidez defensiva ha sido el argumento más poderoso. El Español ha sido el único conjunto que ha logrado meterle tres goles.

Volcados

La ciudad y su equipo viven ahora un idilio insospechado meses atrás. El Toledo implica a gentes de todas las edades y profesiones, estados civiles y sexos. En el Estadio Salto del Caballo se dan cita muchas mujeres, y es que el fútbol va perdiendo poco a poco su componente de exclusividad masculina. Este año han nacido un par de peñas, y mucha gente que aprovechaba los domingos para irse al Calderón o al Bernabéu ha optado por quedarse a ver al Toledo.

La tesorería del club sigue con sus problemas de siempre. La recaudación lograda ante el Valladolid -unos 25 millones- ha servido para abonar plazos atrasados de la ficha. Se ha abierto una cuenta para premiar el esfuerzo de estos jugadores, y ya ha habido un empresario que la ha estrenado con un millón de pesetas. Los jugadores del Betis y el Español han cobrado cinco millones de pesetas cada uno por ascender. En los clubs modestos estas cantidades son imposibles de abonar, pero se va a intentar por todos los medios compensar a estos buenos jugadores.

La fiesta es por todo lo alto. Nadie quiere desaprovechar esta especie de “regalo de los dioses”. Muy pocos son los que dudan que actualmente se habla más de Toledo por el fútbol que por los monumentos. El CD Toledo se ha convertido, inesperadamente, en un colosal escaparate publicitario.

Ocho jugadores se están sacando el título de entrenador juvenil

Abel, Dani, Paniagua, Cabrero, Sigüenza, Luis Castro, Pedro Díaz y Parada asisten tres veces por semana a clase para sacarse el título de entrenador juvenil. Los jugadores deben enfrentarse a asignaturas tan enjundiosas como Táctica y Estrategia, Organización y Legislación Deportiva, Medicina, Preparación Física, Técnica, Reglas de Juego, Psicología Deportiva y Metodología de la Enseñanza.

Según explica el profesor de Táctica y Estrategia. Chechu Ocaña, el nivel deportivo de los jugadores del Toledo “está revalorizando el curso. Al ser profesionales aportan conocimientos muy valiosos. Su experiencia se hace notar”. Ocaña, que curiosamente militó en el Valladolid y en el Toledo antes de ser entrenador, subraya que en el curso se trabajan conceptos muy elementales, casi esquemáticos, “porque este título de entrenador va dirigido al trabajo con críos”.

Este vasco afincado desde hace tiempo en Toledo subraya que la excepcional campaña del equipo capitalino ha motivado que los clubs tomen “muchas reservas y precauciones, porque el CD Toledo se las merece”. Explica desde esta argumentación las cautelas defensivas que adquirió el Valladolid después de la expulsión de Cuaresma en el partido de ida.

Cree que el peligro del Valladolid se diversifica en tres frentes. A saber, las faltas al borde del área que lanza Iván Rocha, los remates de cabeza de Alberto y la verticalidad de Amavisca. Del Toledo destaca, entre otras cosas, su talante de juego colectivo.


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