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Luis Cardeña Gálvez
15/10/2020
TEMPORADA 1949/50: TOLEDO 3 – VALDEPEÑAS 3.
 
 

TEMPORADA 1949/50: TOLEDO 3 – VALDEPEÑAS 3


El Toledo empató en Palomarejos con el colista (3-3)

Crónica realizada por Antonio de Ancos, publicada en el diario “El Alcázar” el 2 de enero de 1950



¡Mal ha empezado el Toledo el año 1950! ¡Mal, rematadamente mal! Dejarse ganar un punto en el mismo Palomarejos, precisamente por el colista del grupo, es algo que no puede merecer otra expresión, so pena que nos entreguemos a la infeliz e ingenua consolación de una “inocentada” que nos llega con retraso, tan pueril como la supuesta victoria sobre el Newell’s en el día clásico por nuestro colega Laguna…

Y eso, poco más o menos, es lo que le ocurrió ayer al Toledo frente al Valdepeñas. Se creyó que todavía le valían los diez goles marcados en el primer partido, que con sólo saltar al campo se gana al colista y ni se preocupó de guardar el más elemental orden para defenderse de la posible sorpresa. En suma, que salió en plan de millonario de puntos, de juego, de nombre, y se encontró con que todo ese caudal se venía abajo ante el entusiasmo del Valdepeñas, primero, y ante su propia desgracia, después.

Porque ambas fueron las causas por las que ayer el marcador registró ese inesperado empate en Palomarejos. Del Valdepeñas de principios de temporada al de ayer va una gran diferencia. La triste experiencia de tantos partidos perdidos ha servido para que sus entusiastas dirigentes se decidieran por dar carta de libertad a todos aquellos jugadores que arribaron a su Secretaría en los primeros momentos de confusión y se conformaran con un equipo en el que, a falta de jugadores de nombradía, hubiese, al menos, unos muchachos que pusieran un poco de pundonor y de entusiasmo. Y no fue sólo ésta su mejor cualidad, sino que además demostró que posee cierta facilidad de juego y no pocos recursos para defenderse, aún cuando su delantera no sea muy artillera, que digamos. Porque de los tres goles marcados, hay que tener en cuenta que uno fue marcado por Zori en su propia meta, que el tercero fue un regalo también de Ávila por su indecisión en la salida, y únicamente el segundo fue un auténtico gol, marcado de cabeza por su delantero Hernández. El Valdepeñas tuvo sus méritos, y no fue el más pequeño el no dejarse amilanar por el recuerdo de su primera aplastante derrota ni el derrumbarse al ver que se retiraba a la caseta con dos goles en contra después del primer tiempo, o cuando, tras de conseguido el empate, vio adelantarse nuevamente al Toledo, ya mediado el segundo.

Hay que reconocer todos esos méritos al Valdepeñas, pero hay que proclamar también que el Toledo hizo el peor partido que le hayamos visto en la presente temporada, y que acusó una tal desorganización en sus filas que nuevamente nos hace invocar la necesidad de que haya alguien capaz de encauzar el equipo dentro del campo y que no sea tan susceptible al optimismo como lo fueron ayer nuestros jugadores.

El partido pudo empatarse por uno de esa serie de imponderables que se registran en el fútbol –el gol de cabeza de Zori, por ejemplo- pero principalmente cabe achacarlo a la desgraciada actuación de todo nuestro conjunto, en el que sólo puede salvarse al defensa Sanz. El fallo fue tan garrafal y genérico que sirvió para dar la más pobre impresión de juego y de conjunto. Fallaron los interiores, no estuvieron muy afortunados los volantes y el equipo se vino abajo hasta contagiar al mismo guardameta Ávila, que tras un par de buenas paradas cometió dos pifias tan mayúsculas que nos costaron el lamentable empate.

A esta falta de cohesión, de armonía, hay que agregar la falta de entusiasmo, de coraje. Los del Valdepeñas ganaban a los nuestros en la acción, buscaban con más afán la pelota, se multiplicaban y prodigaban en sus esfuerzos, mientras que el Toledo, en su prurito de superioridad, se creaban unas situaciones embarazosas o no tenía serenidad para resolverlas ante la puerta contraria. En suma, algo inconcebible.

Dos goles en la primera parte, y ambos a favor del Toledo. El primero de penalti, como castigo a una zancadilla hecha a Florencio dentro del área por el defensa izquierdo, obra de Sanz. El segundo, un gol de “bandera”, marcado por Florencio de un tiro colocadísimo a la misma escuadra, que hace inútil la estirada de Rico.

Tras el descanso, marca el Valdepeñas en una jugada desgraciada del defensa central Zori, quien de remate de cabeza bate a Ávila. Luego es el delantero dentro quien remata de cabeza un buen servicio del extremo derecha. Dominio alterno, presionando algo más los toledanos, cuya delantera no encuentra expedita la puerta de Rico hasta que en un rechace de un defensa, Sauer fusila el tercer gol. El Valdepeñas no se entrega, y ocho minutos antes de que el partido acabe, consigue el tercer tanto, en una indecisión de Ávila y de la defensa, dejando que sea otra vez Hernández quien logre el definitivo empate. La igualada se mantuvo hasta el final del encuentro, señalado por el señor Batán, del Colegio Centro, que hizo un discreto arbitraje.

Los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Valdepeñas: Rico; Ordóñez, Carretón, Beltrán; Aurioles, Talavera; Puertas, Martínez, Hernández, Gasparet y Toribio.


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