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Luis Cardeña Gálvez
31/08/2020
TEMPORADA 1949/50: GUADALAJARA 2 – TOLEDO 3.
 
 

TEMPORADA 1949/50: GUADALAJARA 2 – TOLEDO 3


El Toledo vence al Guadalajara (2-3)

Se jugó bien por los dos bandos y las lesiones fueron involuntarias

Crónica realizada por Elece, publicada en el diario “El Alcázar” el 4 de octubre de 1949



Pudimos ver el domingo un gran partido, pero al cebarse la desgracia en los hombres del Deportivo quedó reducido, a los diez minutos de juego, en una lucha desigual, y que acabó, no muy lógicamente, en una victoria del Toledo completamente inesperada.

A mediada que el Campeonato de Liga va tomando forma, los partidos son cada vez más difíciles y más duros. Los puntos en litigio se disputan con verdadero coraje y es necesario jugar mucho y bien para llevárselos.

Así lo debieron estimar los muchachos alcarreños, y desde el principio dejaron patente su idea de que el triunfo era para ellos, pese a la fama de su rival y por la que no se intimidaron en ningún momento. El primer gol a su favor, en el primer minuto, no dejaba lugar a dudas sobre sus intenciones. Frente a una delantera rápida, como la toledana, se opuso otra más veloz y profunda que desbordó todo el sistema defensivo contrario tantas cuantas veces se lo propuso. Empató el Toledo ocho minutos más tarde, y a seguido el Guadalajara deshizo la igualada con otro precioso avance, que coronó Nemesio llevando el balón a la red. Pero unos segundos antes, en el acoso de la jugada, ocurrió el percance que echó por tierra todas las ilusiones de los espectadores que, llenos de entusiasmo por el magnífico juego que estaban viendo, ovacionaba constantemente a su equipo.

No obstante, con la definitiva retirada de Aja, los diez hombres lucharon con denuedo y pudieron llegar al descanso con la ventaja adquirida. Fue en la segunda parte cuando la superioridad del Toledo fue afianzándose y, tras conseguir el empate, se apuntó en los últimos minutos su tercer tanto, que le daba la victoria.

En realidad, en estos dos goles tuvieron su parte de culpa alguno de los jugadores del Deportivo que, como Adolfo, dejó completamente libre a su extremo y por su ala vinieron la mayor parte de los agobios por que pasó el equipo local. No sabemos por qué este jugador deja olvidadas las más elementales normas de marcaje, precisamente cuando más falta hace la vigilancia. El domingo pudimos observar la cantidad de defectos que padecen diversos jugadores. Así, Sabater se empeñó en adelantarse, en u inútil esfuerzo por marcar. Adolfo y Ávila vivían completamente ajenos al peligro que representaba cualquier internada, y Cornejo, al cubrir una extensión de terreno superior a sus fuerzas, naufragaba una y otra vez. Con un honrosísimo empate, cuando faltaban ocho o diez minutos para terminar, lo lógico hubiera sido retrasar a los hombres y defender a capa y espada el marco, con el mismo coraje con que lo hizo, en cierta ocasión, el Electrodo en partido memorable. El mismo Toledo se hubiera conformado con el empate, si hubiera visto que para llegar al marco contrario había que exponer el físico. Sin embargo, se hizo lo contrario, se abrieron las líneas, se adelantó la gente, como hemos indicado, y ocurrió lo natural, porque los toledanos llevaban la ventaja de un hombre y aumentaron la delantera con sus dos medios volantes. Siete hombres contra Sánchez y Cornejo, era demasiado fuerte, y aún no sabemos cómo no llegaron a marcar más tantos. Talayero, en última instancia, no tiene culpa alguna de los tres tantos encajados, porque todos ellos fueron obra de la mala colocación de los defensas laterales y de Sabater.

No empaña la actuación de estos hombres el esfuerzo que realizaron los demás. Lo prueba el que los espectadores, en general, comprendieron que habían visto un encuentro en el que, si algo falló por la desgracia, no fue precisamente ni el ardor combativo ni el afán de victoria. Y es natural que así sea, porque saben los aficionados que de cien partidos que vea en los que se emplee iguales características, verá ganar a su equipo en noventa y nueve, y la Liga es muy larga.

Ya sabíamos que el Toledo era un buen equipo. Hoy podemos confirmar nuestro aserto añadiendo que es uno de los mejores equipos del grupo. Juega al fútbol mucho y bien, y sus hombres aparecen bien preparados y conjuntados. Tal vez acuse debilidad en sus líneas defensivas, donde nuestro conocido Sanz, algo más ágil que cuando actuó con nosotros, se mostró impotente para contener en los diez primeros minutos el ala Villita-Vega. Larrubia y Rubichi, mejor éste que aquél, aunque con excesiva dureza en momentos inoportunos. Florencio y Sanz, lo mismo que Luengo y Yonete, muy rápidos y compenetrados, fueron los creadores de los muchos avances que prodigó el Toledo, debido también, como hemos dicho antes, al escaso marcaje al que estuvieron sometidos. Posiblemente con Ávila en su puesto y Toquero en el suyo, no se habrían movido con la excesiva libertad con que lo hicieron. El delantero centro Sauer fue anulado por Sánchez, en una gran actuación.

No queremos creer que el árbitro actuara intencionadamente, pero el público se metió con él justamente en numerosos fallos que le observó. Causó mala impresión y, desde luego, perjudicó con sus decisiones al equipo local. Esperamos que el señor Díaz Argote no nos vuelva a arbitrar más.

A las órdenes de dicho señor, ayudado por linieres del mismo colegio, los equipos se alinearon:

CD Toledo: Ávila; Campos, Zori, Sanz; Larrubia, Rubichi; Florencio, Sanz, Sauer, Luengo y Yonete.

Guadalajara: Talayero; Adolfo, Sánchez, Ávila; Cornejo, Sabater; Villita, Vega, Aja, Nemesio y Arsenio.

Desarrollo del partido

Comienza el encuentro con avance rápido del Toledo, que es contestado inmediatamente con una magnífica combinación de toda la delantera, que llega hasta la línea de defensa toledana, y allí, con un buen tiro, Aja marca el primer gol para el Guadalajara. Se suceden los avances de uno y otro lado, empleando un estupendo juego ambos equipos. Las dos delanteras bordan las jugadas, pero se observa mayor profundidad en la delantera alcarreña. Domina durante unos minutos intensamente el Guadalajara, y se acosa fuertemente la portería contraria. Una falsa salida del portero Ávila, cuando Aja iba a recoger la pelota, ocasiona un choque entre ambos jugadores, del que se queda en tierra Aja. Mientras tanto, la pelota, rechazada por el poste, es recogida de cabeza por Nemesio, que la introduce en la red sin muchas contemplaciones. La ovación con que es acogido este nuevo tanto se ve empañada por la lesión de Aja, a quien rodea gran número de jugadores, que intentan reanimarle. En vista de que parece grave, se le saca del terreno de juego, reanudándose el partido. Pronto llegan a nosotros noticias, y la primera impresión es terrible, pues se dice que es fractura de tibia. Con esta idea tan penosa, seguimos contemplando el juego. Se suple en el Deportivo la falta de Aja con un gran entusiasmo, y la mayoría de las veces el juego es de iniciativa local, aunque la profundidad de antes ha desaparecido. El Toledo comienza a adelantar sus líneas sensiblemente, y por las alas se filtran Florencio y Yonete con frecuencia. Sin embargo, acaba la primera parte sin que el marcador varíe.

En la segunda parte pasa decididamente al ataque el Toledo, ocasionando grandes agobios a nuestros medios volantes y defensas. Hay fuertes reacciones del Deportivo, pero arriba no se encuentra el hueco para tirar. El agotamiento de nuestros hombres es bien manifiesto, mientras que el Toledo hilvana por sus alas, completamente desmarcados y abandonados de Adolfo, Ávila y Sabater, continuas incursiones. En un despeje de la defensa contraria, coge excesivamente adelantados a Sabater y Adolfo, y Yonete se interna sin ser molestado. Adolfo intenta galopar desesperadamente, pero el centro del exterior izquierda toledano es bien recogido por un delantero y marca el gol del empate. Transcurre el tiempo, favorable al Toledo, que domina la mayor parte de las veces, gracias a la libertad de movimientos que tienen sus delanteros, a quienes no marca nadie. Afortunadamente, este dominio no se traduce en goles por falta de decisión. Tiran desde lejos y con bastante mala puntería. Los bien dirigidos se encuentran a Talayero en su camino, que evita varias veces el gol cuando ya todo estaba hecho. Sigue el despiste de nuestra defensa y medio volante, jugando en terrenos que les son completamente vedados, y faltando unos ocho minutos, otra internada de un exterior, esta vez Florencio, da lugar a que le fusilen el tercer tanto a nuestro cancerbero. La cosa no tiene ya solución, y el afán de última hora no tiene efectividad alguna ante el marco contrario. Por el contrario, aún pasamos unos momentos de apuro, que se despejan sin más. El árbitro concede al Guadalajara un golpe dentro del área, en lugar de un claro penalti, y ejecutado por Ávila de manera directa, en contra de lo reglamentario, es detenido el duro disparo por el meta toledano, quedando resentido. Se esfuma la última oportunidad y el encuentro acaba con la victoria del Toledo por 3-2.


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