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Redacción
21/06/2018
2003: BAHAMONTES.
 
Foto ilustrativa del artículo
 

BAHAMONTES


Federico Martín Bahamontes: “Me recuerdan bastante, sobre todo las ‘batallas’ que armaba en el Tour”

Entrevista realizada por Cristina Ruiz, publicada en “La Tribuna de Toledo” el 13 de julio de 2003



Este toledano lleva toda una vida vinculada al ciclismo. En su etapa como ciclista profesional se llevó todos los grandes premios posibles. Se le considera el mejor escalador de su tiempo. Tras su retirada de las competiciones, su esfuerzo por la promoción del deporte le llevó a crear y organizar la Vuelta a Toledo, de la que lleva al frente treinta y ocho años. A sus setenta y cinco años empieza a plantearse, si demasiado entusiasmo, la hora de su retirada absoluta.

Federico Martín Bahamontes. Mito viviente del ciclismo español. Este toledano, de Val de Santo Domingo, lleva sobre sus espaldas setenta y cinco años de lucha en la vida y miles de kilómetros recorridos sobre su bicicleta. Los trofeos y las menciones se acumulan en sus estanterías mientras recuerda, con total precisión, venturas y desventuras de sus primeros años como profesional y encuentra una anécdota para cada situación.

-Su comienzo en el ciclismo fue precoz y brillante. A los diecisiete años ya había ganado su primera carrera, y a ésta le sucedieron nuevos premios, nuevos éxitos.

-Sí. Después fui a Aranjuez, la Vuelta a Málaga y la Vuelta a Cádiz, en las que gané las cuatro etapas, quedé campeón de España y de la Vuelta a Ávila. Y como tenía buenos resultados, iba progresando y fui a correr a Madrid en el Retiro, y gané. Esa fue la primera carrera que gané como profesional. Después, unos amigos y yo decidimos ir a Asturias, y nos fuimos hasta allí en bicicleta. En Asturias yo estaba en mi terreno. Yo era escalador y me encontraba como pez en el agua.

-Este año es el centenario de la creación del Tour ¿Cómo valoraría usted la evolución de esta prueba ciclista?

-Ha ido demasiado deprisa, las firmas comerciales son las que han roto lo deportivo.

-Entonces ¿Hace una valoración negativa? ¿Ha ido a peor?

-En mi opinión, deportivamente para el espectador, sí, porque las etapas son procesiones. Sí, se rueda más deprisa, pero hay más corredores y las carreteras están mejor. Además, las etapas son más cortas. La última etapa que yo gané fueron trecientos y pico kilómetros. Claro ¿Cuándo corres más deprisa, si tienes que recorrer cincuenta metros o si tienes que correr ciento cincuenta metros? Antes llegábamos cuarenta y tantos, y ahora llegan ciento y pico a París. En general, el ciclismo ha evolucionado muchísimo, pero siempre con la dificultad de las firmas comerciales que buscan solamente ‘el poderío’. Los equipos fuertes son os que dominan la carrera porque tienen mejores corredores, y los de Madrid y Barcelona siempre serán superiores porque son las dos capitales. Dentro del pelotón pasa lo mismo, los equipos lo bloquean y buscan favorecer a la estrella. Ahora ya sabes quién se va a escapar y más o menos dónde. Antiguamente daban la salida y enseguida, unos cinco o seis kilómetros después, ya había alguien escapado.

-¿Cuál es su opinión sobre el libro ‘Locos por el Tour’, en el que usted parece ser que no sale muy bien parado?

-Bueno, es absurdo. Las mentiras que dice un señor que se ha muerto de envidia, que es Galdeano ¿Por qué no ha hablado en todos los años que va? Yo ya no me sorprendí cuando no vino a mi entrega de la medalla, vinieron los demás compañeros y él no vino. Ahí se demuestra lo que es envidia o que ya había ‘rajado’ para el libro. Aunque prefiero no comentarlo porque ni se lo merece.

-¿Qué ciclistas destacaría entre los mejores de la historia, sin incluirse usted?

-En la historia para mí es Eddy Merckx, por el palmarés que tiene, después estarían Indurain, Coppi… son hombres que han ganado pruebas de gran renombre, pero muchos de los grandes hombres han sido especialistas contra el reloj, que es donde han marcado las diferencias. Los hombres más característicos cara al público, que han dado más alegría al Tour, pues Bahamontes, Charlie Gaul –me nombro yo primero porque tengo más palmarés que él. Los organizadores ya lo han dicho: los hombres que han dado más resultados para el Tour han sido Bahamontes y Charlie Gaul.

-Independientemente de una carrera u otra ¿Cómo ve la situación actual del ciclismo?

-Hay dos cosas. Lo veo demasiado cambiado porque lo que no es normal es que los ciclistas sean robots, porque van dirigidos o teledirigidos por el director. Van con el pinganillo en el oído y le van diciendo: “No tires, a rueda y tal”, y todos corren para la figura. Antiguamente no era así, había libertad de expresión y de acción, si te querías escapar te escapabas. La espontaneidad del ciclista está totalmente cortada y ya no hay ese ambiente. Al espectador que está viendo la televisión le estás quitando esas ‘roturas’, las escapadas… ¿Por qué cuando viene una etapa de montaña hay más ambiente? Porque ahí lo que manda es el terreno, y en llano puedes bloquear la carrera para que no existan distancias ni tiempo.

-Además de los premios conseguidos, otra parte importante de su vida ha sido la organización de la Vuelta a Toledo ¿De qué parte se siente más orgulloso, si se puede comparar?

-Son cosas distintas, pero yo estoy muy satisfecho de poder trabajar para el mundo del ciclismo, porque con lo que no estoy de acuerdo es con todo eso que montan políticos y no políticos, con todo eso del ‘mountain bike’, para ir a buscar los votos. No nos podemos olvidar de las canteras de chavales, y esto es lo que viene haciendo la Peña Bahamontes. En esta caso, Faustino y yo, porque por lógica, si no hacemos escuela y no hacemos amateurs ¿Cómo va a haber personal? Las licencias están bajando de forma impresionante. Las licencias en Castilla-La Mancha de cadetes y de juveniles han pegado un bajonazo de casi el cincuenta por cien. Entonces, lo que hay que hacer son escuelas, promociones, y ahí estamos nosotros, que ya son treinta y ocho años los que llevamos. Yo quería hacer dos años más, hasta llegar a los cuarenta, para dejarlo. A ver si Faustino se atreve.

-¿Y cuando llegue a los cuarenta lo dejará?

-Sí. Si Faustino dice que no, lo dejamos este mismo año.

-Esta bajada de licencias de la que hablaba ¿Se ha notado en la Vuelta a Toledo?

-No. Aquí al contrario. Hay diez o doce equipos de los mejores inscritos, pero yo me puedo traer a otros diez o doce equipos que se han quedado esperando una baja porque no hay medios suficientes. El principal problema al que nos enfrentamos sería el dinero.

-¿Se siente reconocido su trabajo, o las últimas estrellas son quienes se han quedado en la retina de la sociedad por la influencia de los medios?

-Lo están reconociendo ahora, aunque todos los días me llegan muchas cartas de aficionados, muchos jóvenes que me piden autógrafos, que me transmiten su admiración. También me llegan cartas de Alemania y de Holanda, porque me recuerdan bastante, sobre todo por las batallas que y armaba, y esto es lo que echan de menos en el Tour.

-¿Qué es lo que más le ha disgustado de su vida en el ciclismo?

-Lo que menos me ha gustado es que todos se volcaran a lo fácil, al mountain bike y todo eso, porque pagan la inscripción y ya están libres de dolores de cabeza. De alguna forma, nos han abandonado.

-¿Nota eso en su negocio?

-Sí, por supuesto. Llevamos como cinco o seis años sin vender una bicicleta de carrera ¡Ni una! La verdad es que esto es una pena. Ahí se nota cómo está el futuro del ciclismo.

-¿Y con lo que más satisfecho está?

-Pues que afortunadamente hoy los profesionales se pueden ganar bien la vida. Yo no concibo que se ganen el dinero tan fácil y de la manera más absurda. No tiene ni punto de comparación los sacrificios que debe hacer un ciclista, con la vida del futbolista.

-¿Ha seguido montando en bicicleta?

-No. Una vez que lo dejé, lo dejé para siempre. Tienes que ser como los toreros, si te cortas la coleta es para siempre, y no reaparecer. Si tú montas y sales a dar una vuelta a tu aire, siempre habrá alguien que irá detrás de ti, y si está más rodado que tú, al final te deja atrás. Luego ya estará con la tontería de que ha pasado a Bahamontes. Así lo he dejado como hay que dejarlo, en lo alto.

“Me compré una bici con lo que ganaba y vi que podía hacer un gran papel”

-¿Cómo empezó su andadura en el ciclismo?

-Me enganché a la bicicleta porque trabajaba en el mercado con la bici. Mis tíos también montaban en bicicleta, y luego con el estraperlo… Además, cuando yo era pequeño seguía mucho las carreras de las ferias y las fiestas de Toledo, y aquí corría ‘el Mochuelo’, a quien yo admiraba muchísimo. Me compré una bici con lo que ganaba de lo de la fruta en el mercado y vi que podía hacer un buen papel entre los que corrían, por lo menos no quedaría el último. Fui destacado desde la salida y al final gané esa carrera. Pensé, si estos son tan fenómenos y los he ganado… Y a partir de ahí fui progresando y ganando títulos. Tenía diecisiete años.

-¿Y cuál cree que es la razón de su destacada condición como escalador?

-Yo lo achaco al reparto que hacía aquí en Toledo con la fruta. Llevaba mucho peso en el hombro y empujando, eso me dio fortaleza y creo que influyó. Además, el Cerro de los Palos, donde entrenaba. Salía desde el Puente de San Martín en frío y ‘a tope’, y daba varias vueltas. Ese era mi entrenamiento para ese tipo de carreras. Me dio buen resultado. Luego me llamó Julián, el seleccionador, y me dijo que tenía que ir al Tour. Yo tenía veinticuatro años, no sabía francés, no tenía ni maleta y no me iba a ir así como así fuera de España, y le dije que tenía que llamar a mi madre. Julián me prometió que allí me darían una maleta, un chandal –que no me dieron- y una bicicleta, que era peor que la mía. Cuando llegué a la habitación del hotel lo primero que dije es que no quería tener problemas con los compañeros, como había pasado con Jesús Loroño y Bernardo Ruiz, que no habían querido repartir sus premios. Y propuse firmar un acuerdo o algo para que no ocurriese. Entonces iba por naciones, pero cada uno tiraba más hacia su bando, yo era el más joven, quien tenía menos experiencia, y le dije a Julián que yo iba a hacer la montaña, que ellos tiraran por el llano. En aquel tiempo ni sabíamos correr. Ese fue mi primer Tour. Luego, también en el año 1954, fui a los Mundiales sin tener ni idea de francés ni italiano… y sólo nos habían pagado el billete del tren en tercera. En esa prueba llovió a mares y me retiré. Seguí ganando y en el Tour me llevaba la montaña. La gané seis veces, aunque tendrían que haber sido siete. Una me la quitaron y se la llevó Gaul. Veníamos escapados y no pusieron la cinta. Dijeron que me había ganado por dedos, mentira.


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