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Redacción
14/06/2018
2003: BAHAMONTES.
 
Foto ilustrativa del artículo
 

BAHAMONTES


Federico Martín Bahamontes: “En mis tiempos era mucho más difícil ganar un Tour de Francia”

Entrevista realizada por Carlos Muñoz, publicada en “El Día de Toledo” el 7 de julio de 2003



Federico Martín Bahamontes, el ‘Águila de Toledo’ es, sin lugar a dudas, uno de los deportistas que marcó un antes y un después en la forma de entender el Tour de Francia. Ahora, las tácticas de equipo, los gregarios, o los planteamientos tácticos son una constante dentro de la prueba francesa. En la década de los cincuenta, por el contrario, era el propio corredor el que luchaba contra los elementos, independientemente de que fueran compañeros de equipos o no, independientemente de que contaras con amigos dentro del pelotón, independientemente de que los directores de los equipos de la ronda gala contaran con sus favoritos, al final era Bahamontes el que salía a todos los cortes, intentando meterse en la escapada correcta y, así, imprimir su tosco y brutal ritmo de pedalada que dejaba clavado en el arcén a los grandes favoritos, pues como ya se sabe, siempre que se trataba de coronar los Alpes o los Pirineos, era el ‘Águila’ el gran favorito.

-¿Cómo transcurrió la vida de Bahamontes antes de montarse en una bicicleta?

-Yo me tuve que poner a trabajar desde muy joven, pues mi familia no era precisamente rica, todos teníamos que arrimar el hombro para que la casa saliera adelante. En aquel momento, ni tan siquiera podía imaginar que terminaría siendo uno de los ciclistas importantes de España y, ni mucho menos, que podría ganar un Tour.

-¿Cómo fueron las primera pedaladas del ‘Águila’ en el mundo de la bicicleta?

-Todo empezó poco a poco. Primero se trataba de casi un ‘hobbie’, pero según me iba inscribiendo en carreras, me daba cuenta de que las piernas me respondían y que valía para este mundillo de la bicicleta, pues, carrera a la que me apuntaba, carrera que ganaba, como es el caso de la que corrí en Aranjuez, en el Campeonato de Andalucía Amateur, la Vuelta a Málaga, a Cádiz, o el Campeonato de España Amateur. Y así, con los triunfos, decidí dar el salto al pelotón profesional, con el que participé en varias carreras, entre ella, la de la Vuelta a Asturias, la cual me valió para que Julián Berrendero, uno de los grandes del mundo del ciclismo en España, me dijera que me iba a llevar al Tour de Francia.

-¿Cómo se produjo su primera participación en la ronda gala?

-Tengo que reconocer que hay dos cosas que me sorprendieron muchísimo. La primera es la facilidad con la que gané el Premio de la Montaña, ya que, al fin y al cabo, doblé en puntos al segundo clasificado, algo que no se ve hoy en día, y en segundo lugar, tengo que destacar el sensacional recibimiento que me hicieron en Toledo, ya que la ciudad se volcó conmigo para festejar mi actuación en Francia. Pese a todo, hasta que no llegué a España, yo no fui consciente de lo que había hecho, ya que para mí, ganar en la montaña, no tenía importancia alguna, pues en casi todas las carreras en las que he participado, he terminado con este maillot. Al fin y al cabo, la montaña era mi fuerte.

-Los amantes al buen ciclismo siempre recuerdan de Bahamontes una anécdota con un helado ¿Qué ocurrió exactamente?

-Las cosas son muy distintas. A mí, ahora, me da casi vergüenza cómo se desarrollan las etapas, en especial en llano, y los comisarios y los árbitros lo saben. Ellos, lo que quieren es que no se produzcan muchos cortes o muchos grupos para que les sea más fácil todo. Ahora han tenido una oportunidad de oro para hacer comparaciones entre aquellos tiempos y estos. Ahora, aprovechando los cien años del Tour, deberían de haber realizado una etapa en la que los ciclistas tuvieran que hacer lo que hacíamos nosotros, es decir, si querían agua que la cogieran de la fuente, como hacíamos nosotros, y después, que hablaran esos corredores que dicen que están batiendo récords. De eso nada, pues al fin y al cabo, hoy las etapas son más cortas, las bicicletas son mejores, los materiales no tiene ni punto de comparación, y después de todo eso, encima, llevan una media casi idéntica a la nuestra, así que eso de que corren más deprisa que nosotros, nada de nada, pues, entre otras, ahora llegan a París ciento y pico corredores, y en mis tiempos no llegábamos más de cuarenta.

-¿Usted cree que ganar un Tour en su época era más complicado que hacerlo actualmente?

-Sí. Por lo menos, dos o tres veces más. En primer lugar, antes no existían las firmas comerciales. Lo que ha podrido todo son las firmas comerciales, me refiero en el terreno deportivo. Todo se hace con dinero. Por ejemplo, Anquetil, en la etapa de Andorra, cuando yo ataqué, que él ya se había bajado de la bicicleta y todo, luego resulta que diez kilómetros después del puerto resulta que estaba allí. Le bajaron metido en un coche, con la niebla y todo, pero claro, como era Anquetil, no querían que abandonara el Tour. Otro ejemplo, Jalabert. Cuando Jalabert era bueno, la ONCE no era capaz de terminar un Tour, y ahora, en cambio, lleva dos años ganando la montaña. A mí eso no me cuadra.

-¿Usted cree que realmente existen intereses económicos?

-Las firmas comerciales rompen con todo lo deportivo, todo lo clásico. Ya no desarrolla el ciclista todo lo que él quiere, sino lo que dice el director.

-¿Usted cree que un director puede intervenir en la carrera?

-Las cosas han cambiado por completo. El ciclista no ataca cuando quiere, ahora todo está basado en la figura del equipo. Ahora, si se trata del americano, todos con el americano. Beloki, todos con Beloki. Si éste se queda, hay que esperar, y no hay otra cosa. Ahora falta un hombre como Bahamontes que de un golpe y rompa el pelotón. Por ejemplo, yo me acuerdo que en Italia decían: dejadle que tire porque nos va a asfixiar. Ellos me dejaban que tirara y que el resto del pelotón corriera a su ritmo, ya que si yo tiraba desde el principio, se formaban una gran cantidad de grupos.

-¿Y sobre el dopping?

-Sobre esto prefiero no hablar. En aquellos tiempos no existían estas cosas, todo era mucho más natural. Por ejemplo, yo he estado ocho días consecutivos escapado y no he tomado ninguna sustancia prohibida.

-¿Usted cree que son excesivos los controles que se están realizando?

-Ni mucho menos. Las cosas deberían ser aún más estrictas. Si a un corredor que le pillaran con dopping le retiraran de la carretera y le quitaran la licencia federativa, a buen seguro que no existían estas cosas. En mis tiempos, cuando hacía calor, aguantábamos todos el calor. Además, cuando se producía esta circunstancia, yo jugaba completamente con ellos. Mira, como te explicas que yo, con setenta y cinco años siga vivo, y los demás que corrían conmigo están en el cementerio, por qué es. Es decir ¿Qué es lo mejor, lo que venía en el paquete o las pastillas? Más claro, agua.

-¿Usted cree que podía haber ganado más Tours?

-En España, la envidia ha sido muy fuerte. Yo he tenido la desgracia de estar siempre en equipos más bajos. Yo podía haber ganado seis o siete Tours, pues en la montaña, que es donde se hacen las diferencias, no he tenido rival.

-¿Usted cree que había intereses en el Tour para que ganaran los franceses?

-Por ejemplo Jalabert. El año pasado los franceses no tenían a nadie y dejaron escapar a Jalabert en la etapa reina y en otra. Y es el propio americano el que lo hace.

-¿Usted cree que había sobornos para que fueran los franceses los que ganaran o subieran al podium?

-Tal y como te lo estoy contando, y además sigue. Cómo te explicas que Jalabert ganara dos veces la montaña. Yo, evidentemente, no puedo correr más que cuando tenía veinte años. Cuando él había ganado en los puertos, le daban golpecitos y él se reía delante del público. Se estaba riendo del público. Yo le habría planteado a la organización que hubiera hecho una prueba como la de antes, es decir, una bicicleta con cinco coronas, con el doble de peso en la misma y que tú te lavaras el culotte por la noche.

-Si hablamos de grandes ciclistas en España, tenemos que hablar de Bahamontes, Ocaña, Delgado e Indurain ¿Usted ha tenido algún enfado con Indurain?

-No. Bueno, deportivamente, él se lo debe todo a la bicicleta, y hoy en día, todos miramos por el bienestar de los ciclistas. Y a mí, lo que no me gustó es que la figura más destacada del ciclismo español no se presentara en Madrid para leer un comunicado en el que nosotros solicitábamos pistas exclusivas y mejoras en general. Es decir, a mí no me gustó que no se presentara en el Palacio Real, pero no, no tengo ningún problema con él.

-¿Usted cree que en Italia se producen los mismos hechos que en Francia?

-En Italia es todavía peor. Allí, los jefes de fila se ponen de acuerdo para llevar las etapas como quieren. Es pura mafia deportiva. Cuando no les interesa la batalla, se ponen de acuerdo para que ésta no se produzca.

-¿Cómo ve el estado de forma de Amstrong?

-Mientras no venga otra generación que se destaque, el americano seguirá ganando. Él va a superar el récord de victorias en el Tour.

-¿Usted cree que ahora las etapas se ganan de forma más limpia?

-Mira, por ejemplo en la Vuelta a España ¿Tú crees que se ganó de forma limpia? Lógicamente si Oscar Sevilla lleva el maillot amarillo, se le debería de haber respetado, pero no es lógico que le atacara un compañero. En definitiva, las cosas han cambiado mucho, y éstas deberían de volver a lo que eran antes, pues entonces se corría de otra forma, es totalmente diferente, había más lucha, competitividad y entrega en general.


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