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Luis Cardeña Gálvez
15/02/2017
TEMPORADA 1991/92: TOLEDO 8 – SPORTING DE QUINTANAR 0.
 
 

TEMPORADA 1991/92: TOLEDO 8 – SPORTING DE QUINTANAR 0


El Sporting, un bondadoso ‘sparring’

Los locales tuvieron siempre las máximas facilidades

Crónica realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 23 de septiembre de 1991



Municipal Salto del Caballo. Tarde calurosa. Césped en muy buen estado. Poco más de media entrada y 541.000 pesetas de recaudación.

Alineaciones

CD Toledo:
Villalvilla, Gabi, José Luis, Abel, Lolo, Pedro Díaz, Paniagua, Dani (Arganda, m.58), Luisito, Pedrete (Mesones, m.52) y Pardina.

Sporting de Quintanar: Carlos, Chema, Toño (Jávega, m.52), Martín, Santi, Pablo (Sebas, m.52), Constan, Tinajo, Briega, Mota y Jacinto.

Árbitro

Del Cerro Escobar, ayudado por Sepúlveda Maqueda y Mora Alegre. Aceptable, aunque flojo para un partido tan sencillo de arbitrar, y más con la muestra de cartulinas. Tarjetas para Gabi, José Luis, Luisito, Marín y al técnico del Quintanar, Jesús Úbeda. Expulsó a Briega, en el minuto 90, por doble tarjeta.

Goles

1-0, minuto 16: Gabi, de cabeza, y tras tocar en el palo izquierdo, en falta botada por Dani.

2-0, minuto 33: error defensivo, Paniagua manda a Pardina, que con suavidad cruza ante Carlos.

3-0, minuto 46: Dani, de falta directa, a la escuadra izquierda.

4-0, minuto 53: Lolo pasa a Dani, y éste a Paniagua, que marca en la boca de gol.

5-0, minuto 66: centro de Gabi y a Arganda le da tiempo a pensar dónde colocar el cuero.

6-0, minuto 70: penetración de Pardina, y Marín le obstaculiza dentro del área. Arganda marca el penalti, aunque llegó a tocar Carlos.

7-0, minuto 79: centro de Luisito e impecable cabezazo de Paniagua.

8-0, minuto 85: perfecto centro de Lolo y gran testarazo en plancha de Mesones.

Comentario

El Toledo se congració consigo mismo, y todo gracia a la bondad, por decir algo venial, del Sporting Quintanar, que dio las máximas facilidades que un adversario puede tener, y eso que los pupilos de Emilio Cruz, en algún que otro momento, quisieron rizar el rizo y se apiadaron, en parte, del débil oponente, porque si no el 8-0 que campeó al final hubiera sido el aperitivo de una suculenta comida. Fueron tantas las ocasiones de que dispuso el equipo local que sería prolijo extenderse en la consideración de denominar a lo presenciado en el salto del Caballo como partido oficial de Liga.

El Sporting no pudo ser mejor ‘sparring’ para acallar la derrota de hace siete días en Villarrobledo, pues cuenta con un equipo tan humilde que la mayor parte de sus hombres –hay que exceptuar a Marín como hombre más experto y que acabó ‘desquiciado’- no sabían lo que era jugar en Tercera. Para comprobar el grado de ineficacia hay que señalar que en la primera mitad no disparó ni una sola vez a puerta, y que en la segunda, un disparo con mucha intención de Jacinto, que peleó y bregó lo indecible, siempre en inferioridad, en el minuto 49 –Villalvilla hizo la vista gorda- y una inteligencia del propio Jacinto que dejó solo a Briega, pero el ariete no pudo con la arriesgada salida del meta toledano. Fue tal la impotencia del Sporting que se puede reflejar en que no ligó más de tres pases seguidos, y eso siempre que no traspasaba la línea medular local, que entonces era el despeje desde la zaga de cualquiera.

Pobres inicios

El cuadro local empezó flojo, sin casi querer enterarse de la endeblez del Sporting, cuyos hombres parecían dispuestos, sólo en la teoría, a pegarse como lapas a sus pares, que pronto se vio que era imposible, dada su escasa condición física –aun con ventaja casi siempre eran superados en la disputa del cuero- de ahí que no tuvieran otro remedio que cortar el juego con continuas faltas. Así que los verdes comenzaron a trabajar las cinturas de Martín, Santi y compañía desde el pitido inicial. Por lo visto inicialmente, no se pensaba que pudiera acabar 8-0, pero cuando Gabi cabeceó el primer tanto –antes José Luis casi dejó sin riñones a Carlos y Pardina probó los reflejos del meta visitante- y a la media hora, el ‘Curro Romero’ toledano, Pardina, hizo añicos la teórica zaga visitante, se comprobó que la goleada podía ser escandalosa. La guinda de esta primera mitad la puso el capitán Dani, con un gol de bandera, al quitar las telarañas de la escuadra izquierda de la portería de Carlos.

Todo era coser y cantar para los locales, que en aras al buen entendimiento, no perdió la compostura, con la defensa y Villalvilla poco menos que de descanso, y con un centro de campo que se hinchó a robar balones y, por ende, hacer correr a destajo, aunque sin ton ni son, a los quintanareños, aparte dar una buena soba a sus puntas, mejor a Paniagua, porque Pedrete pasó desapercibido y Pardina, salvo el gol y un par de desmarques de experto, estuvo un tanto lejos del choque.

‘Chapeau’ a Lolo

Pero por encima de todos hay que recalcar la tremenda labor de Lolo. La banda derecha fue suya todo el partido y la mayor parte de los goles de su equipo partieron de sus botas. No hubo quien lo parara. Fue tanto lo que hizo correr a quien estaba por sus cercanías que poco menos que los de Jesús Úbeda casi lo evitaban para no verse ridiculizados. Hasta Gabi se animó y le secundó en tareas de desdoblamiento, y bien que lo pueden agradecer Paniagua y Arganda, éste en sustitución del capitán, que puso un gran ardor y resolvió con eficacia la ingente tarea que antes había tenido que respaldar Luisito, en compañía de Dani.

Posibles goles

Aparte los cinco goles de la segunda mitad, hay que reseñar algunas de las infinitas oportunidades de gol locales, sobre todo para comprobar que el Sporting haría un buen papel con su actual equipo en Ordinaria, porque en Preferente también pasaría sus apuros. En el minuto 50, Luisito, a centro de Lolo, y a continuación Pardina, probaron suerte. En el minuto 63, una acción entre Lolo y Arganda no la remató el ariete Paniagua por ser, en este caso mal hecho, generoso con Arganda. En el minuto 77, Mesones puso en algo más que aprietos al pluriempleado Carlos, y ya finalizando el querer hacerlo de bolillos impidió que Gabi, en un cabezazo atrás, diera opción a redondear, por si no era suficiente, la faena.

Los goles no engañan y el 8-0 habla de la incuestionable superioridad local, que sin jugar bien, sobre todo en la primera mitad, dio una imagen de sobriedad y entereza, sin perder en ningún momento las luces.

Un resultado tan holgado crea fantasías de independencia en los que golean, pero esto no ocurrió en los verdes, que tuvieron la impronta de un equipo que está preparado para mayores empresas.


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